El regreso de las restricciones para circular y el cierre de actividades de esparcimiento a partir de las 20 horas afectó el humor de las familias, según el índice de abril de la Universidad Di Tella
El índice de Confianza del Consumidor a nivel nacional registró en abril una drástica caída del 7,5%, la más intensa desde enero de 2019 cuando el país había ingresado en un claro ciclo recesivo. El indicador acumuló una disminución del 10% desde que en abril de 2020 se inaugurara el tiempo de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, momento en el que el humor de las familias se vio afectado 4,7%, luego de una baja previa de 3,5 por ciento.
Cómo ya es casi un clásico en el indicador, el comportamiento regional fue una vez más muy heterogéneo, al punto que acusó un aumento de 2,3% en la ciudad de Buenos Aires, en contraste con sendas disminuciones de 9% en el área del Gran Buenos Aires (GBA) y 9,7% en el resto del país.
Si bien el informe del resultado del relevamiento de Poliarquía Consultores para el Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella (CIF) a 1.200 personas radicadas en los principales aglomerados urbanos del país no fundamenta las causas del punto de giro del humor de las familias tras la recuperación del 1,1%, luego de un trimestre en baja, se puede inferir que tres factores coincidieron en esa dirección:
Fuente: Centro de Investigación en Finanzas, UTDT
Al menos 3 factores contribuyeron a deteriorar una vez más la confianza de los consumidores, tras la recuperación parcial que anotó en marzo:
1) El regreso a las restricciones a la movilidad social, en particular de los escolares del Área Metropolitana de Buenos Aires, como si fuera una unidad jurisdiccional homogénea la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los grandes partidos vecinos que conforman el GBA, pero también a los trabajadores de servicios de restaurantes y bares a partir de las 20, salvo para entrega de pedidos a domicilio por parte de empresas autorizadas;
2) La segunda ola de contagios de covid-19 por la demora del Gobierno nacional en proveer a la población de las vacunas que había prometido para el primer trimestre, porque llevó a muchas empresas, como las grandes empleadoras del sector terminal automotriz y de la siderurgia, a recortes de turnos que habían retomado en marzo, porque debieron suspender algunos servicios de traslado de su personal desde puntos cercanos a su domicilio a las plantas; y
3) La aceleración de la inflación a un ritmo de 60% al año, porque licuó el poder de compra de los salarios y jubilaciones.
Fuente: Centro de Investigación en Finanzas, UTDT
Ese escenario no parece tener perspectiva de cambio en el corto plazo, tanto por los anuncios de interrupción del ritmo de llegada de vacunas de China y Rusia, como por el ritmo que mantienen los aumentos de los precios, ante el clima de incertidumbre derivado del “despertar” de las cotizaciones de los dólares alternativos que provocó la intención de algunos funcionarios de aumentar las retenciones sobre las exportaciones del complejo sojeros y de impulsar más controles de precios, como política antiinflacionaria, pese a la larga historia de más de 4.000 años de fracaso de esas prácticas.
Uno de los efectos inmediatos de esas iniciativas es el deterioro de las posibilidades de consumo de la población, y consecuentemente de sostenimiento del proceso de recuperación de la actividad, el cual había sido constante en la segunda mitad de 2020, pero que desde el inicio del 2021 ingresó en un subibaja, con alza en los meses impares y baja en los pares, según las estimaciones del Indec y de entidades privadas, como el estudio Orlando Ferreres y Asociados y FIEL.
Además, a partir de ahora se espera también una suba de las tasas de interés que encarecerá el crédito e inducirán a desalentar el retiro de pesos del mercado colocados a plazo fijo, como quedó evidenciado en la última licitación de Letras de la Tesorería, debió pagar más de 40% anual a 182 días, unos 11 puntos porcentuales por arriba de la pauta presupuestaria de inflación, aunque todavía muy por debajo del ritmo actual de alza de los precios al consumidor.
Bajas generalizadas de los subíndices de compras e ingresos
Los tres componentes del índice de confianza del consumidor cayeron con respecto al mes anterior, destaca el informe mensual de la casa de altos estudios. El subíndice de Situación Personal bajó 6,8%, Situación Macroeconómica disminuyó 5,9% y Bienes Durables e Inmuebles se derrumbó 11,3%, siempre respecto a marzo.
Fuente: Centro de Investigación en Finanzas, UTDT
La variación interanual mostró fuertes caídas de dos dígitos porcentuales altos en los dos primeros casos: 23%; 27,4% respectivamente, mientras que el subíndice Bienes Durables e Inmuebles, que mide la percepción de los encuestados sobre cuán bueno es el momento actual para la compra de electrodomésticos, automóviles y casas) muestra un incremento muy grande de 199,3% respecto a abril de 2020.
“Una salvedad importante respecto de esto es que el aumento tan grande se debe en parte a que en abril de 2020 este componente del índice había caído bruscamente respecto al mes anterior, 55,1%, seguramente influenciado por el inicio de la pandemia (de hecho fue tal la caída que estuvo muy cerca del mínimo histórico que se había registrado en enero de 2002)”, destacan los investigadores de la UTDT a cargo del informe.
Varios indicadores anticipan que las perspectivas no anticipan un punto de giro inmediado.
Por un lado, la confianza se debilitó en el mes más en el sector de altos ingresos que en el de bajos, aunque en la comparación interanual el deterioro del humor en los hogares resultó claramente más marcado en la franja de menor nivel educativo, que es la referencia para detectar la situación económica personal.
Fuente: Centro de Investigación en Finanzas, UTDT
Por el otro, el nivel de confianza vinculado a la evaluación de las Condiciones Presentes cayó 9,6% y el componente que mide las Expectativas Futuras (que abarca tanto las individuales como las que se refieren al contexto macroeconómico) disminuyó 6,2%, siempre respecto al mes previo.
Bajo la presidencia de Alberto Fernández el índice de confianza de los consumidores acumuló sendas disminuciones de 16,5% en el agregado nacional, con 10,7% en CABA; 13,9% en GBA y 24,1% en el resto del país.
Mientras que entre los 3 grandes indicadores que definen el humor social, desde diciembre de 2019 acusaron caídas de 14,1% en la situación personal y de 33,8% en la situación macroeconómica. La excepción fueron las decisiones de compra de bienes durables, principalmente automotores y casas y departamentos, aumentaron 40,4% al convertirse en refugio de valor frente a la aceleración de la inflación y los tipos de cambios alternativos que surgieron con la agudización del control de cambios.
Fuente: infobae económico