ECONOMÍA – Cómo generar una recuperación económica duradera tras el Covid

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Es poco probable que se logre simplemente estimulando la demanda y esperando que a eso le siga un crecimiento de la productividad

Las economías avanzadas muestran una recuperación más fuerte de lo que preveía hace unos meses. Este dato positivo se debe a las mejores perspectivas sanitarias, a la potencia de la ayuda estatal que protegió los ingresos durante los confinamientos y a que los bancos centrales permitieron el endeudamiento público barato.

Pero sigue siendo sólo una recuperación. Ni siquiera en EE.UU. la mayor actividad alcanza los niveles pre pandemia, y mucho menos la producción tomó el ritmo que se proyectaba antes de la aparición del virus.e las economías no superen de manera constante los niveles del PBI previstos antes del Covid-19, nadie debería utilizar la frase “reconstruir mejor” (por la estrategia llamada Build Back Better) como algo que se ha logrado. 

Para tener éxito, las economías avanzadas deben aumentar la productividad de sus fuerzas de trabajo. Sólo con economías más eficientes podremos mejorar los salarios, elevar el nivel de vida y cumplir con el servicio de la deuda contraída a raíz del coronavirus sin que ello genere tensiones adicionales.

Pero la productividad ha sido el talón de Aquiles de todas las economías líderes durante este siglo. En el Reino Unido, la tasa de crecimiento se desplomó 1,76 puntos porcentuales después de 2005, pasando de un promedio anual de 2,21% en la década anterior a sólo 0,45%. 

El declive de EE.UU. fue casi igual de pronunciado, mientras que Japón ostenta el dudoso honor de ser el país con mejores resultados, aunque con una caída anual de 0,8 puntos porcentuales.

Se ha escrito mucho para explicar a qué se debe este pobre desempeño, pero se ha llegado a pocas conclusiones. Se quiso enseguida culpar a la crisis financiera mundial de 2008-09 y se intentó poco identificar las causas comunes.n nuevo estudio de la Oxford Martin School trata de resolver muchas de estas cuestiones con un cuidadoso uso de la evidencia internacional y aceptando que nunca habrá una respuesta completamente definitiva.

Logró descartar algunas causas posibles, como el menor nivel de formación de los empleados, que sólo parece importar en Alemania, o la medición equivocada de los datos, que no puede explicar más que una fracción de la crisis.

En cambio, los autores identifican causas que son significativas en magnitud y comunes a todos los países. 

Ellas son el menor crecimiento de la inversión en capital, en todas sus formas -digital, maquinaria, equipos de transporte y bienes intangibles- y el peor funcionamiento del capitalismo.

Los problemas con el crecimiento de la inversión en líneas generales se dividen en dos. Por un lado, está el componente cíclico causado por la falta de demanda después de la crisis financiera y, por el otro, están las fuerzas estructurales, como el giro hacia la inversión intangible donde una desaceleración del crecimiento es más perjudicial para el progreso económico en general.

En otros lugares, las fallas más arraigadas del sistema redujeron la presión competitiva, lo que permitió a las compañía elevar sus márgenes de ganancia sin mejorar la eficiencia.

Las economías avanzadas deben elevar la productividad de las fuerzas de trabajo 

El estudio es útil porque nos da un marco para evaluar las políticas de recuperación del Covid-19 que aplican los países. 

Es poco probable que se logre algo aspirando simplemente a tener una economía de “alta presión” inflando la demanda y esperando que a eso le siga el crecimiento de la productividad.

Este elemento, según el paper, representa como máximo 0,4 puntos porcentuales de la caída. Por lo tanto, el escenario de más demanda y más gasto debe ir acompañado de un intento de mejorar el funcionamiento de las economías, lo que hará la vida menos cómoda para las compañías, aumentará la competencia y resurgirá el compromiso hacia la globalización.

Los autores muestran que hay medidas concretas que los países pueden tomar para mejorar la vida de sus ciudadanos sin tener que esperar que las nuevas tecnologías generen una ola de productividad a la que puedan subirse. 

Joe Biden no ayuda a generar mayor competencia internacional con su política comercial “Buy America”

El gobierno de Joe Biden, por ejemplo, se sacaría buena nota en lo que se refiere a mejorar la demanda y tratar de aumentar la inversión, pero se queda corto en su compromiso hacia la mayor competencia internacional con su política comercial Buy America o “compre estadounidense”.

El mundo de la economía se divide con demasiada frecuencia entre quienes están a favor de la demanda fuerte y los que quieren políticas del lado de la oferta para recuperar el dinamismo de las décadas anteriores. La verdad es que ambas son necesarias y, aun así, no pueden garantizar el éxito.

Fuente: financial times / cronista.com.ar