La segunda ola de Covid-19, que por el momento no encontró su techo, no solo castiga a aquellas empresas y comercios que hoy permanecen cerrados, como los shopping o cines, sino también a aquellos que tienen sus puertas abiertas. ¿Qué es lo que sucede? El ausentismo y las licencias otorgadas aumenta el costo que los empresarios tienen que enfrentar, sumado a más de un año de desgaste en cuanto a lo financiero.
“Durante el segundo semestre de 2020 se observó un repunte en las licencias en torno a un 10% con respecto al mismo semestre del 2019. Según los registros de licencias, se vieron muchas ocasionadas indirectamente por estrés, lo que fue y es un problema para muchas organizaciones“, advierte Claudia Sadowyk, gerente de Servicios en Bayton Group.
Los niveles de ausentismo durante 2020 en las empresas que mantuvieron durante todo el año el teletrabajo registraron una reducción considerable, ya que pudieron adaptar las franjas horarias para facilitarles el día a día a sus colaboradores.
Ahora bien, “en las empresas que su presencia siempre fue física (esenciales) se registraron picos fuertes de ausencia, ya sea a síntomas compatibles con el virus o a contacto estrecho, lo que lleva de manera directa a las compañías a un gasto mayor para suplantar al colaborador, o bien a una reducción significativa en la producción”, explica Sadowyk.
Para dar una descripción de lo que viene pasando, desde la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), aseguran que “el ausentismo está promediando el 20% y en algunos casos es más alto”.
Esto, dicen, trae problemas económicos que se derivan de tener que contratar cada vez más gente “para poder reemplazar a quienes no están yendo a trabajar”, ya sea por estar enfermos, por tener menores o adultos mayores a cargo o por estar de licencia por pertenecer a la población de riesgo.
A esto hay que sumar el costo de transporte, que en este escenario vuelve a ser absorbido por las empresas en numerosos casos, y a tener que conformar equipos más reducidos, para respetar los protocolos.
En definitiva, ¿cuánto más le cuesta a la empresa un empleado de licencia? “El costo para una empresa de una persona que transita una licencia varía según la compensación de cada individuo. Para medirlo se debe tener en cuenta su salario, beneficios asociados percibidos y las contribuciones patronales a cargo del empleador que se continúan sosteniendo pese a la improductividad del colaborador”, enumera Sadowyk.
Y agrega: “las organizaciones, además, deben afrontar un mayor valor del salario en periodo de licencias acorde a los textos legales aplicables, y también las horas trabajadas por otros compañeros que deben reemplazar a los licenciados. Muchas de ellas son horas extraordinarias que, según los convenios, pueden tener un sobrecargo de hasta un 150% del valor hora normal“.
Reorganizar
Por su parte, Natalia Odolinski, gerente de Gestión de Personas de Auren, argumenta que no solo hay que posar la mirada en los costos monetarios, sino también en cómo se ve impactada la productividad.
“Tener a un colaborador en licencia implica un corte en la cadena del servicio, y hoy en día también trae preocupación en sus compañeros, sobre todo si han tenido contacto con la persona enferma, por la incertidumbre que genera pensar la posibilidad de haberse contagiado o si se han cumplido correctamente los protocolos, que sabemos son fundamentales para preservar la salud”, dice Odolinski.
Para poder dar respuesta a esta situación, esta ejecutiva recomienda que las empresas tengan equipos multidisciplinarios. “Es decir, que si bien cada colaborador seguramente es responsable de una determinada tarea, puedan reemplazarse eventualmente. Para eso es preciso tener una muy buena comunicación y organización diaria del trabajo, donde los miembros del área se mantengan actualizados con los temas y cuenten con la información necesaria y disponible”.
Y el impacto del Covid-19 en el mundo laboral no termina acá, ya que los expertos esperan, a nivel mundial, que en los próximos meses, y quizá años, crezcan las licencias médicas por problemas de salud mental, producto del estrés, la incertidumbre y las pérdidas que vivimos por la pandemia.
Fuente: iprofesional.com