Contra la cuarentena del año pasado la producción de manufacturas subió 55,9% y las obras, 321%.
Contra abril de 2020, la construcción dio un salto: aumentó 321%, ya que se compara contra un mes en el que la actividad estuvo totalmente frenada por la cuarentena.
En cuanto a la industria, el incremento del IPI interanual fue del 55,9%.
El acumulado del primer cuatrimestre de 2021 para la construcción presenta una suba de 70,9% respecto a igual período de 2020 y para la industria implica un avance de 21,3%.
En abril pasado, las dieciséis divisiones de la industria presentaron subas interanuales. Lo que más creció fue “Vehículos automotores, carrocerías, remolques y autopartes”, con una expansión del 756,5%, seguido por “Prendas de vestir, cuero y calzado”, con el 328,1%, y “Otros equipos, aparatos e instrumentos”, con el 311,9%.
Los datos del consumo aparente de los insumos para la construcción en abril muestran, con relación a igual mes del año anterior, subas de 1.054,6% en hormigón elaborado; 1.012,2% en ladrillos huecos; 792,2% en mosaicos graníticos y calcáreos y 541,6% en yeso.
“Cabe recordar que en abril de 2020 las limitaciones operativas producto del aislamiento social, preventivo y obligatorio afectaron sustancialmente el nivel de actividad de la industria manufacturera”, consigna el INDEC.
En 2020, “si bien un conjunto de plantas industriales vinculadas con actividades esenciales operó normalmente, como ciertos productores de alimentos y de productos químicos, la mayoría de los establecimientos de la industria manufacturera operó parcialmente o estuvo sin actividad productiva”, señalan.
Entre los establecimientos que estuvieron cerrados en su totalidad en abril del año pasado están los productores de vehículos automotores, motocicletas y cigarrillos. Otros sectores presentaron niveles mínimos de actividad; por ejemplo, la producción de hilados de algodón; la elaboración de tejidos y el acabado de productos textiles; la fabricación de calzado y la producción de neumáticos.
De acuerdo con lo informado por la Cámara Argentina del Acero, en la actividad del mes pasado también influyó “la menor provisión de gas natural, causada por los 21 días de bloqueos de ruta registrados en Neuquén, que retrasaron el trabajo de las petroleras en Vaca Muerta”. Además, según la misma fuente, “el direccionamiento de la producción de oxígeno para utilización hospitalaria comenzó a mostrar impacto en las plantas”.
Desde la consultora LCG apuntaron que en abril, el sector industrial “evidencian un muy pobre dinamismo en los últimos 3 meses”. Las razones son que el sector “ya se encuentra operando sobre niveles más altos, que van moderando la recuperación luego del desplome del año pasado”. A esto se suman “las restricciones por la segunda ola de COVID que, aunque más leves que las del año pasado, afectan al funcionamiento de las fábricas y a la demanda del mercado interno”.
Respecto de la construcción, que acumula la tercera caída al hilo, LCG no espera una marcada mejora. “El contexto incierto, las restricciones a la movilidad y el creciente aumento en los costos del sector impactan sobre las expectativas del sector.
Y advierten que si bien estos efectos podrían ser parcialmente contrarrestados por un mayor gasto destinado a obra pública, “el destino de las erogaciones podría verse modificado ante nuevas necesidades de asistencia social, por el incremento de casos”.
Expectativas
De cara a lo que viene, las expectativas de los empresarios del sector son limitadas. En la encuesta que realiza el INDEC hay un empate entre quienes piensan que entre mayo y julio la actividad aumentará (38,4%) o no variará (38,4%), seguidos por 23,2% que cree que disminuirá.
Los empresarios del sector de la construcción son aún más pesimistas. El 59,2% de los que hacen obras privadas considera que la actividad se mantendrá igual, el 24,1% opina que se incrementará y el 16,7% que se achicará.
Entre los que se dedican a la obra pública hay algo más de fe: el 50% dice que no cambiará, el 35,1% que caerá y el 14,9% que subirá.
Fuente: ieco.clarin.com