El organismo se mostró prudente frente a los datos de inflación. No prevé cambios hasta 2023 y se comprometió a apoyar la recuperación del empleo.
La Reserva Federal mantuvo ayer las tasas y adelantó la posibilidad de revisar los tipos cercanos recién para 2023, cuando la pandemia y sus consecuencias ya hayan terminado. En general, para los mercados financieros fue una buena noticia, especialmente ante la interpretación de que los motivos de la aceleración de la inflación en los Estados Unidos son estacionales y deberían ir reduciendo su presión para el segundo semestre del año. Esto, pese a la recuperación que continuaría mostrando la economía norteamericana en lo que resta del año y durante 2022.
Para la Argentina también sería una buena noticia en el mediano y largo plazo. Sin embargo, y dado que podría haber incrementos en 2023, se encienden luces de alarma. Para ese año, y especialmente en 2025, Argentina deberá comenzar a liquidar sus deudas contraídas con los acreedores privados en la última renegociación de deuda; y necesitará volver al mercado internacional de crédito voluntario para poder encarar esos pagos. Ante una suba de las tasas, el dinero que deberá conseguir Argentina podría encarecerse, complicando la estrategia planteada en agosto del año pasado cuando se cerró el acuerdo con los acreedores. Por otro lado, si Argentina firma finalmente un acuerdo con el FMI con un plan de pagos a 10 años (por ahora, el único límite disponible); hacia 2025 también necesitará renegociar con el organismo o conseguir dinero en los mercados para liquidar la deuda; ya que sería el año en que debería comenzar a cumplir con los compromisos con el organismo que dirige Kristalina Georgieva.
La interpretación que hizo pública ayer la Fed, implica que la mayoría de los 11 funcionarios del organismo se inclinaron por al menos dos aumentos de las tasas de interés de un cuarto de punto para 2023, pero en su comunicado se comprometieron a mantener la política de apoyo por ahora para fomentar la recuperación del empleo en los Estados Unidos. “Los avances en la vacunación han reducido la propagación del covid-19 en Estados Unidos”, dijo el banco central estadounidense. Y reiteró su promesa de esperar a que se produzcan “mayores avances sustanciales” antes de empezar a cambiar a políticas menos orientadas a la pandemia y más a una economía totalmente abierta.
La Fed mantuvo su tasa de referencia a corto plazo cerca de cero y dijo que seguirá comprando u$s 120.000 millones en bonos cada mes para impulsar la recuperación económica. Sin embargo, las nuevas proyecciones económicas y de tasas de interés parecen añadir cierta urgencia a la planificación de la Fed que conduce Jerome Powell.
La mirada del anuncio de la FED desde Buenos Aires tiene otras variantes. Según Francisco Mattig, portfolio manager de Consultatio “el dot plot de la Fed espera subas de tasas en 2023 (13 de los 18 miembros esperan 1 y 11 de los 13 esperan dos) y eso es claramente en respuesta a una economía que muestra signos claros de recuperación en el nivel de actividad y el empleo”; pero aclara que “es interesante notar que el tono del discurso de la Fed se mantuvo moderado, sin reaccionar demasiado a los datos de inflación recientes. Por ejemplo, si comparamos lo que indicaría la famosa regla de Taylor, las subas de tasas ya deberían estar ocurriendo y esto no es así. Además, mucho más importante que lo que ocurre con la tasa es que no se haya hecho mención a la reducción en el ritmo de los estímulos (el llamado tapering), que puede impactar en las tasas más largas. Más allá de la reacción del mercado americano, que no fue del todo buena en un principio, creo que el contexto no luce hostil en lo más mínimo para las economías emergentes en general (y la Argentina en particular)”.
Por su parte, el especialista Sebastián Maril afirmó que “la decisión de la Fed de no tocar las tasas al menos hasta el 2023, sigue en línea con decisiones anteriores con la excepción que, en esta ocasión, Powell anticipó dos subas durante todo 2023”. El director de Latam Advisors asegura que el Banco Central norteamericano “renovó su compromiso de participar en el mercado mediante la compra de activos” pero que sin embargo”, existe un creciente número de inversores que cree que el panorama inflacionario de los EE.UU. seguirá siendo centro de atención por sus “elevados” registros, y que la Fed se verá obligada a modificar las tasas mucho antes de lo previsto, inclusive durante el último trimestre de 2021”.
Según Maril, para Argentina “lo ocurrido sería una muy buena señal ya que el costo de endeudamiento del país, medido en base a los rendimientos de los bonos del Tesoro norteamericano, no se encarecería al permanecer las tasas estables. Sin embargo, nuestro país tiene las puertas cerradas al financiamiento externo, motivo por el cual todavía no podrá beneficiarse de este contexto de bajas tasas en los EE.UU”.
El exviceministro de Economía Roberto Felleti también es prudente. Asegura que “la Fed no tuvo los estímulos que esperaban en cuanto al desempleo y la inflación más acelerada. No obstante, como preocupa más lo primero que lo segundo, deciden mantener las tasas hasta 2023”. Sobre las consecuencias en Argentina afirma que “por ahora es una noticia neutra, ya que no hay grandes cambios en el corto plazo, pero según cómo continúe la economía en EE.UU., sí puede provocar en el segundo semestre del 2022, una suba del riesgo país. Hay que tener en cuenta que los mercados anticipan. Creo que habrá que pensar en un año que viene con más restricciones de liquidez”.
Fuente: ambito.com