IMPOSITIVAS – La contracara del festejo por la recaudación: sin el efecto soja, los números siguen debajo del 2019

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El Gobierno celebró que el ingreso fiscal volvió a los niveles pre-pandemia. Pero el principal factor de esa mejora tiende a diluirse en los próximos meses

Otra vez un festejo agridulce para el Gobierno: justo cuando se intensifica el discurso sobre la recuperación de la economía -el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, dijo que, en comparación con 2029, la inversión está creciendo un 14% y que el empleo industrial ya está por encima- los números de la recaudación impositiva vuelven a dejar dudas sobre el vigor de la actividad.

En una primera lectura, los números siguen siendo positivos, con una suba nominal de 66,9% respecto del año pasado, lo que implica en términos reales una suba de 9,9%. De esta manera, julio fue el undécimo mes consecutivo de recaudación que crece por encima de la inflación

Pero claro, es una comparación que toma como base el hiper recesivo 2020, afectado por la parálisis de la cuarentena. Si la comparación se hace, en cambio, contra el pre-pandémico, 2019, los números siguen dando mal: en julio, entraron a las arcas estatales un 4,6% menos que hace dos años.

El comunicado oficial, sin embargo, prefirió mantener el tono optimista al señalar que “la recaudación se encuentra en niveles pre-pandemia”.

La realidad es que, si bien la caída viene atenuándose, todavía la recaudación está, en términos reales, debajo del 2019. El acumulado del año se encuentra un 3,5% todavía debajo del último año de la gestión Macri, que ya era recesivo.

Pero lo que marca la verdadera situación, cuando se pone la lupa en los datos clave, es la dependencia de esta mejora respecto de la exportación agrícola. Si se depura del análisis la recaudación por retenciones a la exportación, todos los números empeoran.

Por ejemplo, el dato de julio “des-sojizado” se ubica un 6% debajo del mismo mes de 2019. Y si se considera el acumulado de la recaudación del año, la comparación “sin soja” está un 5,2% debajo.

Lo cierto es que todo sería muy diferente de no haber sido por el impacto de la suba internacional en el precio de la soja, que tocó el récord de u$s600 la tonelada. Este año, los derechos por exportaciones representan un 10% del total recaudado, mientras que dos años atrás el rubro apenas un 6% en la torta impositiva.

¿Qué pasa, mientras tanto, con el IVA de la DGI, considerado un indicador clave de la actividad interna y el consumo? Se confirman las malas noticias, porque mientras la suba contra el año pasado es de 17% en términos reales, cuando se compara con el año anterior a la pandemia, todavía la recaudación se ubica un contundente 15% debajo del 2019.

Los ingresos de la AFIP registraron 11 meses consecutivos de aumento real contra el 2020, pero siguen por debajo del 2019

Efecto decreciente de la “super soja”

Pero, pese a la elocuencia de las cifras, eso no es lo peor. Lo preocupante es la tendencia, porque demuestra que, a diferencia de lo que ocurrió el año pasado, ahora el “efecto soja” va en declive.

En julio los derechos de exportación mostraron una caída de 11% respecto de junio, que a su vez había registrado una merma de 5,3% respecto de mayo. La proyección es que la caída continúe hasta fin de año, en parte por una típica cuestión estacional, pero también por otros factores extraordinarios.

El primero es de orden político: en todo año electoral, la cautela de los productores aumenta, y muchos prefieren retener el producto a la espera de que se despeje el panorama, sobre todo cuando los analistas del mercado señalan lo inevitable de una devaluación post electoral.

El segundo es de tipo cambiario: cuanto mayor es la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo, más es la disposición a guardar producción en las silobolsas, a la espera de una corrección que permita mejorar el precio.

Y, además, hay un tercer factor inesperado: el clima está jugando en contra, por la persistencia de una sequía que afectó la navegabilidad del Paraná y ralentizó la salida de los buques, lo cual por otra parte hizo más cara la logística exportadora.

Grandes fortunas, con aporte en declive

Pero hay más malas noticias. En el fondo, era una fenómeno esperado pero no por ello deja de ser doloroso: la ayuda extraordinaria del aporte por Grandes Fortunas está mostrando un rendimiento decreciente.

Después de la espectacular cifra de $103.000 millones recaudada en abril -que le sirvió al ministro de Economía, Martín Guzmán, para equilibrar las cuentas fiscales en el primer semestre- empezó la cuenta regresiva.

Así, en mayo entraron $38.654 millones, en junio $24.771 y en julio $23.872. No es que Mercedes Marcó del Pont, la titular de AFIP, tenga motivos de queja al respecto: se llevan recaudados en el año unos $309.000 millones, una suma que equivale a más del 60% que entró por concepto de retenciones a la exportación agrícola.

Lo malo es que todos estos factores que jugaron a favor ahora están en declive, mientras el gasto público pisa el acelerador. Es por eso que Guzmán, que a inicios del año tuvo que recurrir en “apenas” un 40% a la asistencia del Banco Central, pudo terminar el primer semestre con un déficit fiscal de 0,5%.

Para el segundo, en cambio, el panorama es muy diferente: las consultoras creen que el déficit rondará el 4% mientras el ministro, por cada peso de crédito que consiga en el mercado, tendrá que pedirle tres pesos a la “maquinita” del Banco Central.

Dentro de ese panorama ambiguo, uno de los datos que le permiten al Gobierno una cuota de optimismo es el de la contribución a la seguridad social. La cifra ingresada en julio es un 6,7% superior a la de hace un año, lo cual denota una mejora en la situación del empleo formal. Aun así, en la comparación contra el 2019, el ingreso sigue un 15% por debajo.

En cuanto a contribuciones patronales, la mejora real contra el año pasado es de 9%, pero continúa un 10% debajo del registro de hace dos años.

¿Se despierta el impuesto PAIS?

Hay, finalmente, otro dato que está mostrando una acelerada mejora pero es, paradójicamente, una suba que preocupa al Gobierno: el ingreso de pesos por el impuesto PAIS.

Este impuesto corresponde al recargo de 30% que paga cada ahorrista al comprar dólares oficiales o algún bien dolarizado, como los pasajes de avión. En julio, la recaudación por este concepto fue de $9.987, lo que implica un drástico incremento de 45% en apenas un mes.

El drástico aumento en la recaudación por el impuesto PAIS confirma el quiebre de tendencia hacia la dolarización de los ahorristas

El dato coincide con el aumento de la compra de dólares por parte de los ahorristas, incentivados por la escapada del “blue” y la posibilidad de hacer una ganancia en el arbitraje conocido como “puré”.

Es cierto que en julio el efecto aguinaldo pudo haber incentivado esa disposición a adquirir divisas, pero en los bancos ya asumen que la tendencia difícilmente se revierta. Hay varios factores para que así sea: el Gobierno está inyectando pesos en la economía para reactivar el consumo, la brecha del paralelo continúa elevada y, además, el clima electoral tradicionalmente aumentó el apetito dolarizador.

Lo cierto es que el ingreso por el impuesto PAIS fue en julio el más alto del año, superando al de enero. Claro que todavía está lejos del máximo registrado en agosto del año pasado, cuando totalizó $21.800. Actualizando esa cifra según la evolución del precio del dólar, equivaldría a $28.340 millones.

Es decir, un monto bien elocuente: por un lado, implica una pérdida de ingreso para la AFIP, pero por otra parte es un termómetro del nerviosismo social, lo cual desde el punto de vista de los funcionarios del área económica justifica la vigencia del cepo recargado.

Fuente: iprofesional.com