En el último año se recompusieron apenas poco más de la mitad de los puestos de trabajo del sector privado que se perdieron en la cuarentena más dura. Crece la cantidad de monotributistas y de empleados públicos
Según se desprende de cifras difundidas por el Ministerio de Trabajo, en el tramo de marzo y julio de 2020, cuando las medidas de aislamiento social fueron más duras, se perdieron 191 mil empleos privados. En los doce meses posteriores, es decir hasta junio de 2021, el último dato oficial, se recompusieron unos 103 mil puestos de trabajo.
“A nivel sectorial se observan comportamientos heterogéneos. El nivel de ocupación creció en 9 de los 14 sectores analizados en junio en relación a mayo, mientras que 6 sectores han recuperado el nivel previo a la irrupción de la pandemia”, consideró la cartera laboral en su informe de actualización del estado del mercado laboral de septiembre.
Seis sectores emplean actualmente más personas que antes de la crisis sanitaria: Pesca (4,6%), Actividades inmobiliarias, de alquiler y empresariales (3,4%), Industria manufacturera (2,1%), Salud (1,5%), Suministro de electricidad, gas y agua (0,7%) y Agricultura, ganadería, caza y silvicultura (0,2 por ciento).
Por el contrario, hay otros rubros de la economía en que la situación laboral permanece considerablemente más dañada. En ese grupo se ubican, por ejemplo, Hoteles y restaurantes (-22,2%), Servicios comunitarios, sociales y personales (-4,7%), Construcción (-4,6%) y Explotación de minas y canteras (-3,8%), entre otros.
La tendencia más inmediata, incluso, es de una interrupción en junio de la curva ascendente en el empleo privado, lo que desde el Gobierno se atribuyó a que en ese momento tenía lugar el impacto más pleno de la segunda ola de contagios de Covid.
“El conjunto del trabajo registrado (incluyendo el empleo asalariado del sector privado y público, trabajadoras formales de casas particulares, monotributistas y autónomos) se redujo en relación al mes anterior. En junio, mostró una caída de -0,2% (unas 20 mil personas menos en el mercado formal)”, explicó el Ministerio de Trabajo.
Incluso un indicador “adelantado” de la situación del mercado laboral que elabora esa cartera muestra que en julio, ya con un efecto menor del coronavirus en la actividad económica, la recuperación del empleo era muy limitada o inexistente.
“En julio de 2021, de acuerdo a la información relevada por la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), el nivel de empleo privado registrado en empresas de más de 10 personas ocupadas del total de los aglomerados relevados, se mantuvo constante en relación al mes anterior”, explicó la cartera que encabeza Claudio Moroni.
“Tanto en el Gran Buenos Aires (GBA), como en el conjunto de los aglomerados del interior del país el empleo se sostuvo en el mismo nivel del mes pasado y, mientras que en GBA se registra el segundo mes consecutivo sin variación, en el total del interior se detuvo la caída observada los dos meses previos”, concluyó al respecto.
En un sentido similar se pronunció el propio Moroni este fin de semana, cuando aseguró que se habían recuperado un 60% de los empleos perdidos en la cuarentena más estricta, más allá de que el número fino es de 54%, tal como lo reflejó el informe hecho por su propia cartera.
“Venimos con 13 meses seguidos de creación de empleo en la industria manufacturera, 9 meses en la construcción, 6 ó 7 meses en el resto de las actividades, tenemos actividades golpeadas -hotelería, turismo, gastronomía- por las restricciones de la pandemia, pero la vocación y la firmeza con la que este gobierno instaló un modelo de desarrollo productivo no se puede negar”, declaró Moroni.
La lentitud con que se recupera el mercado laboral contrasta con algunas cifras relevadas por el Gobierno nacional que marcan que algunos sectores productivos trabajan bien por encima del nivel pre pandemia. Un informe reciente del Ministerio de Desarrollo Productivo, por ejemplo, remarcó que “en junio la actividad fabril creció 10,5% mensual desestacionalizado, y se ubicó 11,7% por encima del mismo período de 2019, con 13 de 16 sectores manufactureros produciendo más que dos años atrás”.
“El dato de junio no solo destacó por su crecimiento respecto a 2019, sino también respecto a 2018. En efecto, la actividad industrial desestacionalizada alcanzó el mayor nivel desde mayo de 2018″, continuó el estudio hecho por el Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI).
El propio Alberto Fernández, en una columna de opinión escrita para Infobae, consideró que en la actualidad “la inversión ha aumentado más de un 14% respecto de 2019″.
“Si observamos la actividad industrial, advertimos que ha crecido en junio casi el 12% respecto del mismo mes de 2019. Lo mismo ocurre en la construcción y en el uso de la capacidad instalada de nuestras industrias”, escribió el presidente de la Nación. Y agregó. “Hemos logrado el nivel más alto de exportaciones en los últimos ocho años y nuestras reservas monetarias poco a poco se recomponen. Todas las estimaciones dan cuenta de que cuando este año culmine, Argentina habrá crecido más del 7% y seguirá creciendo en los años posteriores”.
Desde el Gobierno y el sector privado arriesgan explicaciones sobre cuál podría ser la explicación por la que el mercado laboral avanza tanto más lentamente que la actividad. Hace pocos días, tras el acto del Día de la Industria que celebró la Unión Industrial Argentina (UIA), un alto ejecutivo de una cámara empresarial consideró en diálogo con Infobae que si bien no aumenta la dotación de empleados, las empresas pagan más horas extra porque prefieren hacer eso que tomar personal, algo que relacionó con las prohibiciones de despidos y suspensiones y la doble indemnización, medidas que tienen vigencia al menos hasta fin de año.
Por su parte, el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas, consultado en una entrevista con este medio sobre a qué respondía esta “doble velocidad” de recuperación, opinó que “en general las salidas de crisis generan mucho empleo informal en las actividades formalizadas como industria, por ahí en otras más pequeñas se recupera un empleo más informal y en la medida que se sostiene se van formalizando”.
Un informe reciente de la CTA de los Trabajadores habló de una suerte de “desempleo oculto”.
“Dado que ante el primer y más profundo impacto de la pandemia, la población económicamente activa disminuyó en línea con los ocupados, puede estimarse, como ejercicio hipotético, cuál hubiese sido la tasa de desocupación si no se hubiera dado la reducción en la tasa de actividad; es decir, si quienes dejaron de ser ocupados no hubiesen pasado a la condición de inactivos sino a la de desocupados”, señaló la central sindical.
“Este ejercicio arroja una tasa de desocupación de 29,1% en el segundo trimestre de 2020, cuando la desocupación fue de 13,1%. La diferencia entre la tasa de desocupación abierta y la tasa de desocupación hipotética da cuenta de la existencia de un elevado desempleo oculto”. Esa tasa, mencionó por último el informe de la CTA, fue bajando aunque aún no converge con el dato de desocupación abierto.
“La tasa de desocupación hipotética descendió aceleradamente, a medida que se recuperaba la actividad económica y crecía el empleo, de modo que se achicó la brecha respecto de la tasa de desocupación oficial. Para el primer trimestre de 2021, se ubicó en un nivel de 11,7% mientras que la tasa de desocupación abierta fue de 10,2 por ciento”, rememoró el informe.
Otro síntoma de la recuperación del mercado de trabajo es qué tipo de régimen laboral es el que avanza más aceleradamente: según el Ministerio de Trabajo, mientras el trabajo en relación de dependencia privado creció 1,5% interanual en junio, el empleo público lo hizo 2,5%, mientras que los inscriptos al monotributo lo hicieron un 2,5% y al monotributo social aún más rápido, un 5,1 por ciento.
Fuente: iprofesional.com