La mejor manera de medir la evolución de la economía de un país es mediante el seguimiento de determinados indicadores, entre los cuales se destaca el salario real medido en dólares.
¿Por qué su importancia? Porque de alguna manera permite establecer cuál es el poder de compra del asalariado promedio y mucho más que eso, medir su posición con respecto a lo que ocurre en otros países.
Pero desde el punto de vista de las finanzas personales tiene una connotación mucho más práctica, que es la mayor o menor capacidad de poder acceder al mercado cambiario en cualquiera de sus versiones, habida cuenta que “en Argentina se consume en pesos y se ahorra en dólares”.
Para poder hacer la comparación, nada mejor que tomar por un lado como fuente confiable a la serie estadística denominada RIPTE que se define como la “remuneración promedio sujeta a aportes al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) que perciben los trabajadores que se encuentran bajo relación de dependencia y que han sido declarados en forma continua durante los últimos 13 meses”. En tanto que por el lado del dólar, una posibilidad es considerar la evolución del blue.
En cuanto al salario registrado expresado en dólares, si se observa lo ocurrido entre fines de 2011, cuando se estableció el cepo cambiario y la actualidad, surgen tres etapas claramente diferenciadas:
Entre fines de 2011 y enero de 2014 cayó un 40%, pues pasó de u$s1.168 a u$s694, luego de lo cual comenzó a recuperar terreno, para llegar a diciembre de 2015 con un valor cercano a los 1.100 dólares, es decir prácticamente el mismo que el vigente al inicio del cepo. En dicho período el salario promedio fue de 952 dólares.
A partir de ese momento y con la liberación del mercado cambiario dispuesto por el gobierno entrante, el salario en dólares comenzó a subir en forma sostenida, para alcanzar un máximo de u$s1.457 en noviembre de 2017. Posteriormente y debido a las sucesivas subas del tipo de cambio, comenzó a caer en forma acelerada hasta lograr cierto amesetamiento levemente por debajo de los u$s1.000, pero ese piso se perforó tras las PASO de ese año, para terminar 2019 con el mínimo de todo ese período: u$s639. En este contexto signado por una marcada volatilidad, el precio promedio rondó los 1.120 dólares.
Con la asunción del actual gobierno se puede observar una leve recuperación inicial, ya que hacia febrero de 2020, es decir previo al inicio de la cuarentena / pandemia, el salario se ubicaba en los u$s718, pero luego comenzó a caer en forma sostenida para tocar un mínimo de u$s332 en octubre del año pasado, por lo que en solo ocho meses perdió nada menos que el 55% de su poder adquisitivo en moneda extranjera. Posteriormente, comenzó a recuperarse en forma gradual, para llegar a los 500 dólares actuales, que coinciden con el promedio del actual gobierno.
A manera de síntesis, el salario real en dólares desde fines de 2011 a la fecha puede resumirse de la siguiente manera:
Según Marcelo Capello, economista jefe de Ieral, “En los años con fuertes devaluaciones del peso (2014, 2016 y 2018), la inflación le ganó la carrera a los salarios, pero en los años subsiguientes (2015 y 2017), los salarios sólo lograban empatar con la inflación, sin recuperar el terreno perdido”.
Si bien esta serie se inicia a fines de 2011, cabe señalar que en el más largo plazo, el salario en dólares se ubica en su nivel más bajo desde fines del 2003, por lo que todo intento de recuperación del mismo debería basarse en una reducción sostenida de la inflación, que tenga su correlato en la estabilidad cambiaria.
Según el economista Nery Persichini “los salarios en dólares actualmente se ubican en los niveles de fines del 2003, cuando la Argentina comenzaba a dejar atrás la crisis que comenzó en 1998 y explotó a fines del 2001”.
Para el economista Gabriel Zelpo, socio de Seido “una mejora rápida de los salarios se puede dar si dejan de lado la represión financiera; es decir: menores, controles de capitales que achiquen la brecha del oficial con el paralelo”
“Obviamente, un plan de estas características debe incluir un ajuste fiscal, porque, de lo contrario, no van a poder levantar los controles de capitales”, agrega Zelpo.
Fuente: infobae economico