Desde Washington se busca que pronto llegue a la sede del organismo el dato presumiblemente final de la cuenta que el país deberá pagar este año para proveerse del gas necesario para garantizar el uso doméstico y, fundamentalmente, los requerimientos de la industria. Para el FMI el número será muy alto, superior a los u$s2.000 millones extras a lo presupuestado.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) quiere conocer, lo antes posible, un dato que considera fundamental para saber si Argentina podrá cumplir su promesa de crecer este año entre 3,5 y 4,5% anual. Desde Washington se busca que pronto llegue a la sede del organismo el dato presumiblemente final de la cuenta que el país deberá pagar este año para proveerse del gas necesario para garantizar el uso doméstico y, fundamentalmente, los requerimientos de la industria.
Para el FMI el número será muy alto, superior a los u$s2.000 millones extras a lo presupuestado; dinero que Argentina no estaría en condiciones de generar. En consecuencia, tendrá que conseguir ese dinero por fuera de lo que se calculó entre el Fondo y los negociadores locales que discutieron entre diciembre y febrero con los enviados del organismo los términos finales del Facilidades Extendidas.
Ya el FMI no le creía a los argentinos los números de dólares disponibles para garantizar la provisión de insumos para la industria local en 2022; un dato clave para luego conseguir la meta de crecimiento. Luego, con la invasión de Vladimir Putin a Ucrania, consideran en Washington que las divisas que podría conseguir el país son aún más flacas, lo que aquella promesa de entre 3,5 y 4,5% de crecimiento del PBI es hoy aún más lejana que en enero.
Desde el Ejecutivo hay otra proyección. Se asume que habrá un cheque aún más caro que habrá que pagar para la importación de gas necesario para el invierno 2022 y la provisión de insumos para la producción. Pero se hacen sumas y restas, y se afirma que el incremento de los precios para los commodities que exporta el país también estará por encima de lo presupuestado y negociado, y reducirá largamente la cuenta en rojo del gas y la importación de combustibles. Y que, en todo caso, será a fines del año cuando se pueda y deba evaluar con precisión el saldo final entre ingresos y gastos extras fruto del conflicto ucraniano.
Igualmente, el dato sobre el costo para la importación extra de gas al país se conocerá con relativa rapidez, y será decisión del Ejecutivo argentino el compartir o no el dato con el FMI. O reservarlo hasta fin de año. La pista sobre el nivel de dólares que habrá que reservar para el gas de 2022 se obtendría en horas, cuando el presidente Alberto Fernández se cruce en Buenos Aires con su par boliviano Luis Arce, quién visitará el país exclusivamente para discutir con el argentino la provisión del combustible para 2022, y el precio que se cobrará. La sospecha es que la demanda del gas boliviano es regional, y que hay intenciones de Arce de renegociar valores ya firmados. O, en su defecto, reducir la cantidad de combustibles a destinar al mercado argentino. Son cuestiones que se resolverán esta semana y que determinarán la tranquilidad (o preocupación) del gobierno argentino.
Mientras tanto, desde el FMI insisten. Tal como contó este medio, el Fondo no cree que Argentina pueda lograr crecer entre 3,5 y 4,5% este año; y considera que deberá ser una meta que también tendrá que rediscutirse durante el viaje fiscalizador que Julie Kozack y Luis Cubeddu concreten dentro de dos meses. La visión desde Washington es que no hay divisas suficientes como para financiar la llegada de los insumos necesarios para sostener un nivel de crecimiento sustentable. Tampoco para financiar un nivel de consumo energético que coincida con la demanda de electricidad, combustibles e infraestructura que sostenga el pronóstico. Y se cuestiona desde Washington que las políticas de trabas de exportaciones que crónicamente aplica el Gobierno, coincidan con la visión de un país abierto a la llegada irrestricta de divisas; la única manera de garantizar un superávit comercial sostenido. Para el FMI no hay manera de asegurar un crecimiento superior al 2,5% para 2022; nivel que se sostendría en porcentajes similares durante los ejercicios 2023, 2024 y 2025.
Fuente: ambito