Los costos suben, pero se hace más complicado trasladarlos a los precios. Micro Remarcaciones, paquetes más chicos y nuevas líneas de productos son los trucos, bien conocidos en países como Argentina. Las ventas caen en volumen.
BIEN ARRIBA. Los precios suben en Estados Unidos como no lo hacían desde comienzos de los años 1980 y ponen en aprietos a los consumidores.
Vendan gaseosas o colchones, las empresas estadounidenses lograron subir sus precios en los últimos meses sin demasiada resistencia de parte de los consumidores. Sin embargo, ahora que la inflación se instala, las cosas se vuelven más complejas para ellas.
Las empresas pueden permitirse remarcar porque saben que sus competidores, también afectados por las alzas de costos, hacen lo mismo, destaca John Zhang, profesor de marketing de la universidad de Pensilvania. No obstante, deben asegurarse de que “los clientes no se ofusquen”, procediendo a pequeñas alzas sucesivas, reduciendo el tamaño de sus paquetes de productos o proponiendo un nuevo producto un poco más caro, resumió.
Chris Scharff, un empleado de seguridad informática, notó que los precios subieron en el estado de Nueva York. Son alzas pequeñas, pero “claramente presto más atención”, dijo.
Si la inflación, que roza máximos en 40 años en el país, persiste, Eric Schwartz, un editor de Connecticut, prevé reducir sus gastos: menos viajes en auto, menos restaurantes y “un poco más de pasta”.
En tanto, las empresas de distribución están en una cuerda floja. Entre los problemas de las cadenas de suministro, el alza de los precios de las materias primas y salarios más altos para sus empleados por la escasez de mano de obra, sus costos aumentan con fuerza. Sin embargo, igualmente deben prestar atención a no subir demasiado sus precios para no desalentar a sus clientes.
El vendedor de pisos Armstrong Flooring, en cambio, se presentó en quiebra el domingo de la semana pasada por no haber logrado subir suficientemente los precios para cubrir el incremento de costos de materias primas y transporte.
Con las ayudas del Gobierno, el alza de salarios y el trabajo remoto, “los consumidores gastaron a niveles muy altos durante la pandemia”, destacó Marshal Cohen, especialista en ventas minoristas de la consultora NPD. Pero con la vuelta de los gastos de ocio y la inflación, los consumidores “se vuelven más selectivos”.
Datos duros
Según NPD, las ventas de bienes de consumo bajaron 1% en abril en valor y 7% en volumen. “Las personas gastan lo mismo, pero por menos productos”, resume Cohen.
“Aunque la inflación apareció hace algunos meses, es recién ahora que comienza realmente a tener efecto” ya que los consumidores entendieron que no es temporal, consideró Neil Saunders, de Global Data.
Reaccionan de forma diferente según sus ingresos, algunos recortando gastos considerados superficiales como las vacaciones o los abonos a streaming y otros eliminando las compras de vestimenta o eligiendo marcas de menor precio.
Procter & Gamble, que vende jabones y pastas de dientes o pañales, aumenta sus precios desde junio y prevé nuevos incrementos en los próximos meses.
La amplitud y el momento de los aumentos depende de cada categoría de producto, destacó el director financiero de la firma, Andre Schulten, durante la presentación de resultados del grupo a finales de abril.
Coca-Cola, que se beneficia de una gran fidelidad de los consumidores, sube regularmente sus precios desde hace un año para trasladar el alza de los costos a sus clientes. Es mejor hacerlo mientras los consumidores estén dispuestos a aceptarlo “en lugar de quedar retrasados”, manifestó recientemente su presidente, James Quincey.
Para el fabricante de colchones Tempur Sealy, “el mercado claramente se frenó un poco” en marzo y abril
Fuente: ambito