ECONOMÍA – América Latina enfrenta un “shock inflacionario” sin precedentes por la guerra en Ucrania

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La región está adoptando medidas que van desde la reducción de impuestos y aranceles de importación hasta límites de precios o transferencias sociales para aliviar el alza de precios derivada del conflicto bélico.

La guerra en Ucrania, el aumento de la inflación, las condiciones financieras más restrictivas, la desaceleración económica de los principales socios comerciales, y el descontento social son perspectivas que podrían llegar a empeorar las perspectivas de crecimiento a nivel mundial.

La operación militar de Rusia en Ucrania está convulsionando la economía mundial y elevando la incertidumbre en torno a las perspectivas de América Latina y el Caribe.

Qué sucede en América Latina

El impacto se siente en América Latina, en donde la mayoría de los países de la región enfrentan un shock inflacionario sin precedentes, que está afectando los ingresos reales, en especial de los más vulnerables.

Ante el desafío que conlleva enfrentar la inflación, las autoridades de los distintos países están adoptando políticas monetarias mucho más restrictivas e implementado medidas que permitan amortiguar el golpe sobre la población más desfavorecida y contener los riesgos de una mayor tensión social.

No obstante, se avecinan otros riesgos. Una posible escalada de la guerra podría llegar a provocar dificultades financieras a escala mundial y una contracción de las condiciones financieras en la región.

Además, el actual endurecimiento de la política monetaria en Estados Unidos, con una orientación más restrictiva por parte de la Reserva Federal, podría, con el paso del tiempo, incidir en las condiciones financieras internacionales.

El aumento de los costos de financiamiento a escala mundial e interna puede acelerar la salida de capitales y plantear un reto para la región, dadas las grandes necesidades de financiamiento público y externo en algunos países, y los limitados recursos para financiar inversiones en la región.

El efecto China

Una desaceleración más acentuada del crecimiento en China, debido a la pandemia u otras razones, también podría tener un impacto en los precios de exportaciones clave y en el comercio de la región. Todos estos riesgos terminan de ensombrecer un panorama que ya se percibe oscuro en cuanto a las perspectivas de crecimiento en la región y exigen medidas de corte político.

El repunte en América Latina, a punto de ralentizarse

Antes de la guerra, la recuperación de la región de la pandemia que debilitó el crecimiento, ya estaba perdiendo impulso. Tras el pronunciado repunte del año pasado, el crecimiento está volviendo a su tasa tendencia previa a la pandemia conforme las políticas se reorientan, desacelerándose hasta el 2,5% en 2022, consigna el blog del Fondo Monetario Internacional.

Las exportaciones y la inversión están retomando su rol como principales motores del crecimiento, pero los bancos centrales han tenido que endurecer la política monetaria para combatir el aumento de la inflación.

Respuesta al alza de los precios de los alimentos y la energía

La pobreza y la desigualdad siguen siendo preocupaciones importantes, dado el impacto desigual del aumento de la inflación sobre la población. Los grupos más vulnerables en la región son los más golpeados por la subida de precios de los alimentos básicos y la energía, al tiempo que siguen luchando para recuperarse del impacto económico de la pandemia.

Desde que estalló la guerra en el este de Europa, varios países de la región actuaron para intentar contener los efectos del aumento de los precios en los grupos vulnerables, con medidas que van desde la reducción de impuestos y aranceles de importación hasta límites de precios o transferencias sociales.

Cerca del 40% de los países han introducido nuevas medidas, sobre todo por el lado de los impuestos, con un costo fiscal estimado equivalente al 0,3% del producto interno bruto de este año.

Recomendaciones del Fondo Monetario Internacional

Con el fin de garantizar la cohesión social y reducir el riesgo de una mayor tensión en la sociedad, los gobiernos deberían proporcionar apoyo localizado y temporal a los hogares vulnerables y de bajo riesgo; y dejar que los precios internos se ajusten en función de los precios internacionales.

Eso ayudaría a los grupos vulnerables y contendría los costos fiscales, además de incentivar la producción y moderar el consumo. En los países con redes de protección social desarrolladas, podría ampliarse su acceso para incluir de forma temporal a grupos más amplios de la población.

Donde no existen dichas redes, los gobiernos podrían poner en marcha mecanismos temporales para suavizar el traslado de la subida de los precios internacionales a los precios internos. Aunque esta estrategia protegería a los hogares de la volatilidad de los precios de las materias primas, también podría tener un costo fiscal significativo y distorsionar los incentivos de precios para consumidores y productores.

Fuente: perfil