ECONOMÍA – Para el FMI la inflación global no dará tregua por la guerra, la demanda y los mercados de trabajo

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Economistas del organismo prevén que el alza de los precios a nivel mundial se mantendrá elevada más tiempo de lo previsto por los altos costos de las materias primas y el conflicto bélico en Ucrania.

El conflicto bélico en Ucrania acelerará la inflación, que ahora se prevé que se mantendrá elevada más tiempo de lo previsto por los elevados costos de las materias primas y las más amplias presiones sobre los precios.

Según las proyecciones de la última edición de Perspectivas de la economía mundial (informe Word Economía Outlook) del Fondo Monetario Internacional (FMI) el incremento de los precios al consumidor será más rápido este año, tanto en las economías avanzadas como en las emergentes y en desarrollo. Estos pronósticos también están sujetos a un alto grado de incertidumbre.

La guerra en Ucrania

La operación militar de Rusia en el país vecino probablemente tendrá un impacto dilatado en las materias primas, afectando más a los precios del petróleo y del gas en lo que resta del 2022, y a los precios de los alimentos hasta gran parte del año que viene.

Según los economistas del Fondo Monetario Internacional, las perspectivas vienen determinadas por cuatro factores principales.

  • La guerra agravó el aumento de los precios de las materias primas, ya disparados. El año pasado, la energía y los alimentos contribuyeron al crecimiento de la inflación, como consecuencia de la limitada oferta de petróleo y gas tras años de inversión anímica e incertidumbre geopolítica. Este fue el principal determinante de la inflación en Europa y, en menor medida, en Estados Unidos.

Tendencias de inflación FMI. 20220629

Asimismo, el nivel ascendente de los precios de los alimentos también influyó significativamente en la mayoría de las economías de mercados emergentes y en desarrollo, ya que las cosechas se vieron reducidas por los fenómenos meteorológicos extremos y la subida del precio del petróleo y el gas encareció los fertilizantes.

La demanda se disparó en 2021, en un entorno de políticas de asistencia, al tiempo que aumentaba el estrangulamiento en el suministro por el cierre de fábricas, las restricciones en los puertos; la congestión del transporte marítimo, la escasez de contenedores y la no presencialidad de trabajadores. Como consecuencia, la inflación aumentó, sobre todo en las economías donde la recuperación fue más fuerte.

La demanda debería suavizarse este año, coincidiendo con el repliegue de las políticas de apoyo y la mejora de los estrangulamientos de la oferta. Sin embargo, los pasados confinamientos en China, la guerra en y las sanciones a Rusia probablemente prolongarán la situación en algunos sectores hasta bien entrado el 2023, advierten los expertos del organismo multilateral.

También se aprecia un reequilibramiento de la demanda de bienes hacia los servicios. El gasto se orientó hacia los bienes cuando las restricciones vinculadas a la pandemia trastocaron las actividades presenciales, y los estrangulamientos de la oferta impulsaron la subida de los precios de los bienes.

 Pese a que la inflación de precios de los servicios comenzó a repuntar el año pasado, los patrones de gasto previos a la crisis no se han recuperado del todo y la inflación de precios de los bienes sigue siendo notable en la mayoría de los países. Conforme la pandemia retrocede, la demanda de servicios continuará aumentando y la inflación general debería situarse de nuevo en los niveles prepandémicos.

La oferta de mano de obra sigue siendo limitada tras la significativa contracción registrada en algunas economías avanzadas, como la del Reino Unido y Estados Unidos. La falta de trabajadores, principalmente en sectores de contacto intensivo, impulsan al alza los salarios, aunque la inflación erosionó dichas mejoras.

Un escenario incierto 

En estas circunstancias, se prevé que la inflación, ya elevada, se mantendrá durante más tiempo. Las proyecciones señalan que, en las economías avanzadas, el ritmo alcanzará el 5,7%, el valor más alto de los últimos 38 años, mientras que el incremento de precios en las economías de mercados emergentes y en desarrollo se acelerará hasta el 8,7%, el ritmo más rápido desde la crisis financiera mundial de 2008. Durante el 2023, estas tasas se enfriarían hasta el 2,5% y el 6,5%, respectivamente, según contempla el FMI.

Cabe destacar que el alza de precios afectará sobre todo a la población vulnerable, particularmente en países de bajo ingreso. El elevado nivel de inflación general también complicará la disyuntiva que enfrentan los bancos centrales entre contener las presiones de precios y proteger el crecimiento.

Aunque el escenario de base supone que la inflación terminará aflojando, podría terminar siendo más alta por varias razones. El empeoramiento de los desequilibrios entre la oferta y la demanda, incluso a causa de la guerra, y un mayor encarecimiento de los precios de las materias primas podrían mantener el ritmo de inflación en un nivel persistentemente elevado.

Además, el conflicto bélico podría prolongar las perturbaciones de la oferta, con lo cual los costos de los insumos intermedios subirían más. Dada la escasez de mano de obra, el avance de los sueldos nominales podría acelerarse también hacia el nivel de la inflación de precios al consumidor a medida que los trabajadores pidan sueldos mayores para mantener su poder adquisitivo; lo cual intensificaría y ampliaría las presiones inflacionarias, a riesgo de desanclar las expectativas de inflación.

Fuente: perfil