Las inclemencias del tiempo, como el granizo y las heladas, se sumaron a la sequía y afectaron la producción de las economías regionales. Esto dicen desde Coninagro.
El “Semáforo de Economías Regionales” de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada (Coninagro), realizado con datos de diciembre de 2022, brinda un panorama general de las actividades productivas que monitorea la entidad y refleja que el 90% del sector está en crisis, no solamente por la sequía, sino, también, por las inclemencias climáticas en su conjunto, como granizo y heladas.
El estudio muestra a la mayoría de las producciones en rojo y algunas en amarillo. Y sostienen desde el área de Economía de la entidad que “el principal factor entre el negocio, la esfera productiva y también el mercado, sigue siendo el aumento en los costos, con algunas recomposiciones de precios puntuales”.
Al respecto, el presidente de la entidad, Elbio Laucirica, aseguró, que, además de estos factores coyunturales o circunstanciales, “volvemos a recaer sobre la falta de políticas públicas sostenibles que otorguen previsibilidad”. Y señaló que, esto hace que “no estemos aprovechando oportunidades de lo que demanda y requiere el mundo, como biocombustibles y alimentos saludables producidos en ambientes sustentables”.
Suben los precios por los problemas productivos
Según Coninagro, la parte productiva y de mercado son las más afectadas. En la zona donde puede haber producción se levanta el precio, pero, por faltante, “y en otras zonas está afectando la sequía, la reducción de superficies sembradas respecto a campañas anteriores”, indicó la técnica Silvina Campos Carlés.
A lo que agregó que “también se observan stocks disminuidos o no tan recuperados, excepto en ganadería, donde se espera un poco más de stock hacia adelante”. En lo referido al mercado local, el consumidor no está validando subas en cantidades y, en el plano internacional, no se prevén subas importantes en valores.
En otro orden, se expresó Juan Salvay, consejero de Coninagro en Córdoba y productor de granos quien aseguró que “venimos de un tercer año con La Niña, entonces, comenzamos sembrando una fina con poco perfil de agua”.
Y explicó que el cultivo se fue desarrollando bien, con algunas lluvias intermedias, pero después, las heladas -tanto tempranas, como tardías- hicieron que fracasara la cosecha fina, especialmente el trigo, reportando pérdidas de entre el 50/70%.
La campaña gruesa también sufrió
“La campaña gruesa de maíz y de soja estuvo impactada por la sequía, con poca humedad, en los primeros cultivos no hubo solo falta de agua, sino también temperaturas superiores a las normales y esto afectó a la flor y polinización del maíz, al desarrollo del maíz y de la soja, con grandes daños, los maíces con buen paquete tecnológico estimamos estarán entre el 50% del rinde estimado”, refirió Salvay.
Y los cultivos de segunda ya han recibido algún aporte de agua de lluvias de fin de año o enero y tienen otra performance, también implica que se han sembrado más tarde de lo normal y la proyección es que los rindes no sean los esperados al final de la campaña, según el dirigente.
El sector citrícola
Por su parte, el productor citrícola Nicolás Carlino, consejero de Coninagro y presidente de Fedecoop, evaluó la situación en la zona del litoral y dijo: “Venimos de 3 años muy complicados, con un déficit hídrico muy marcado en la provincia”.
Aseguró que esa falta de agua se está notando fuerte. Para ejemplificar, mencionó que, en la zona centro sur de Corrientes, en 2022, llovió un 47% menos que la media normal. “No reponer esa falta de agua nos ha llevado a una crisis en todas las actividades productivas”, informó.
Problemas para el sector ganadero
El dirigente comentó que, “desde INTA, se estimó que el sector ganadero en la zona centro sur de Corrientes, entrará al invierno solamente con un 20% de la reserva de materia seca o pasto para que los animales puedan pasar el invierno”.
Así, anticipó que pasarán de más de 4.000 kilos de materia seca a 1.000 kilos para alimentar a animales. “Eso no podemos suplirlo con verdeo, no tenemos agua y se viene un panorama complicado”, sostuvo Carlino.
Explicó que, “al empezar a caer la oferta, el precio puede aumentar” y señaló que el productor no maneja eso porque “es un tema de mercado y demanda”. En consecuencia, la caída de la producción, sumada a la demanda sostenida y la baja oferta, los precios pueden aumentar.
En enero, la producción citrícola se ha quedado sin fruta en cámara, algo impensado para la época y el productor pasó a trabajar la fruta en cámara, lo que supone costos de cosecha, proceso, energía eléctrica, entre otras y a veces en esa distorsión la fruta pierde calidad y calibre, que sería el tamaño”, concluyó.
Fuente: ambito.com