El mercado ajusta sus expectativas de actividad agregada a la baja, estima una expansión de 0,5% para 2023, lejos de la proyección más optimista del Gobierno.
La doble sequía que sufre la economía, por la falta de agua y por la escasez de dólares en el Banco Central, configurarán el ritmo que tendrá la actividad económica en la primera parte del año. El 2022 terminó con un crecimiento superior al 5% aunque la última foto que mostró el año pasado fue de señales de estancamiento y retracción desde septiembre.
El Indec informó sobre el cierre de la semana que el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) de diciembre marcó un resultado final acumulado para los doce meses del 2022 de 5,2% de expansión, pero una caída en diciembre interanual y mensual, de 1,2% y 1%, respectivamente.
Para los analistas implica que el “arrastre” estadístico para 2023 no será favorable y que los dos elementos mencionados, la sequía que tendrá un impacto primero en la producción agropecuaria y que podría derramar a otros sectores manufactureros vinculados, y luego la administración de las divisas para importación de insumos, ya tienen incidencia en los niveles de actividad y que lo tendrán aún más en los próximos meses.
Para la consultora ACM, “se registró por cuarto mes consecutivo una caída en la actividad, siendo la del mes de análisis de 1% mensual. Este resultado era esperable para la última etapa del año ya que se proyectaba un descenso en la actividad, producto de las limitaciones al acceso de divisas para la importación y, a su vez, se empezó a evidenciar las consecuencias de la sequía, que genera un impacto secundario en todas las industrias relacionadas”, consideró.
“A pesar de los resultados negativos del último trimestre, la economía logró cerrar con un crecimiento económico de 5,2 por ciento. Como podemos ver, esta caída reciente es explicada en su mayoría por las condiciones climáticas que impactaron en la producción agrícola, seguido por las variaciones negativas en la industria manufacturera y el comercio. En conjunto estos tres sectores representaron una incidencia negativa de 1,6 puntos porcentuales”, concluyó ACM.
Fuente: LCG
Por su parte, Sebastián Menescaldi, director de la consultora EcoGo, dijo a Infobae que “la fuerte caída de diciembre refleja la escasez de dólares y el fuerte control sobre las importaciones dado que empieza a reflejar, aunque no mucho todavía, la sequía. El dato de diciembre deja un arrastre negativo si se toma como referencia el cuarto trimestre del año. Si para este año mantuviéramos el nivel de actividad del último trimestre de 2022 la economía caería 0,4% y si mantuviéramos el nivel de diciembre y lo dejáramos constante bajaría 1,4 por ciento”.
“Estamos casi en una recesión que es probable que se agudice por la sequía y el control de importaciones. Prevemos una caída de la economía en torno de 2,8% para 2023 porque la sequía, cómo mínimo, va a provocar una caída en el segundo trimestre del año”, completó Menescaldi.
En tanto, para LCG “el 2023 traerá en términos de actividad económica un impacto negativo por una serie de variables. En primer lugar, por la sequía en sí misma, pero también por la merma en divisas que ella genera vía menores exportaciones (USD 8.000 millones como piso), lo que tendría su correlato en una menor disponibilidad de divisas para importaciones”.
“Por tal motivo el condicionamiento sobre la operatividad del sector industrial sería más palpable que el año pasado. Por otro lado, con una inflación que continúa elevada y que navega a ritmos del 95%-100% anual difícilmente pueda esperarse una recuperación de los salarios y, con ello, del consumo. En síntesis, proyectamos una caída en torno al 2% anual promedio”, proyectó LCG.
Econviews, por su parte, citó cálculos que estiman que la campaña agropecuaria 2022/2023 tendrá una contracción de 23% “a un costo de USD 12.200 millones”. “En su escenario de estrés, el sector se contrae 30% y en el peor caso hasta 37%, superando a la sequía de 2009. La cifra del año completo puede mejorar en función de la soja y maíz de primera y el trigo de 2023/24″, consideró.
En ese sentido, la consultora que dirige Miguel Kiguel aseguró que “el campo aporta de forma directa 8% del PBI y pesa mucho en el transporte, que es otro 4%. Las sequías de 2009, 2012 o 2018 le restaron entre 1 y 2 puntos a la economía. Todos estos años terminaron en recesión, aunque en el primero jugó la crisis global y en el último, el sudden stop”, mencionó.
“Menos toneladas cosechadas son también menos camiones, menos nafta y menos consumo en la zona. Otro canal por el que afecta al resto de la economía es la industria: los alimentos representan 24% del índice manufacturero del Indec”, midió.
Econviews consideró que sectores como el turismo y la gastronomía “todavía tienen terreno por ganar y pueden apuntalar a la economía, pero de cumplirse los pronósticos (sobre la sequía) nuestra cifra de 0% resulta optimista”.
Fuente: Unión Industrial Argentina
“Creemos que el agro se contraerá 15% este año, muy parecido a 2018. Para compensar la caída del agro, el resto de la economía tiene que crecer entre 1,2% y 1,5%. Y si pensamos que la industria no crece y el transporte cae 2,9%, el resto tiene que crecer arriba de 2% para cerrar en cero. No es imposible, pero tampoco fácil”, completó el análisis la consultora de marras.
El sector industrial, precisamente, es uno de los que tiene las alarmas encendidas por la falta de divisas que ya tenía la economía y que se agrava por la sequía. El último informe de actividad de la Unión Industrial Argentina (UIA) mencionó que “el año comenzó con un buen nivel de actividad del año anterior, pero con un bajo arrastre estadístico y una visible desaceleración de la producción”.
“Dado el año electoral y los desafíos macroeconómicos por delante, el foco de la coyuntura seguirá puesto en la brecha cambiaria, las reservas internacionales y los controles a las importaciones, que condicionarán la dinámica de la actividad”, explicaron desde la principal central fabril.
Control de importaciones
La entidad que dirige Daniel Funes de Rioja apuntó que la puesta en marcha del SIRA (Sistema de Importaciones de la República Argentina) tuvo como consecuencia una caída del ritmo de importaciones.
“Existe preocupación por las restricciones para el acceso a las divisas a lo largo del 2023, sumado a la menor liquidación de divisas que se espera para el corriente año producto del impacto de la sequía y la liquidación anticipada durante las dos versiones del programa de incremento exportador”, mencionó la Unión Industrial.
Fuente: infobae