El déficit fiscal no cede a pesar de la caída del gasto primario. De acuerdo al último informe de coyuntura del Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía (Mate), la recaudación nacional alcanzó en marzo $1,7 billón pero el gasto fue de $2 billones. El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) encadenó al país a un ajuste perpetuo por el cual el menor gasto público pega en los niveles de actividad, bajando la recaudación y agravando el déficit fiscal.
Desde comienzos de 2021, los niveles de actividad mostraron elevadas tasas de crecimiento interanual. A medida que la economía argentina, estructuralmente consumidora de divisas, crecía, comenzó a chocar con la restricción externa. Y el plan de pagos acordado con el FMI aportó una mayor restricción fiscal.
En la segunda mitad de 2022, la expansión económica se fue frenando. Y, sequía mediante, en febrero de 2023 se llegó a una tasa prácticamente nula de crecimiento. “La actividad fue sólo 0,2% mayor a la de un año atrás”, recordó Mate.
Esta desaceleración se tradujo en menores índices de recaudación que impactaron directamente en la recaudación tributaria, obstaculizando la reducción del déficit fiscal exigida por el FMI.
Las previsiones lúgubres sobre el movimiento económico se profundizan con el impacto de las pérdidas productivas que dejó la histórica sequía. El aumento de tarifas, además, impacta con profundidad en los costos productivos de las empresas y encarece los productos en el marco de una economía con alta inflación y retracción salarial constante.
El informe de Mate subrayó que a un año del acuerdo con el Fondo, la velocidad del aumento de precios se duplicó: la inflación interanual pasó del 52% al 104%. Y si bien los acuerdos paritarios compensaron parte de la pérdida del tercer trimestre de 2022, y lograron que en el primer trimestre de 2023 los salarios registrados le ganaran a la inflación, no alcanzaron a evitar que el salario de marzo sea 3% más bajo que el de un año atrás.
En relación a una década atrás, el salario perdió el 24%, lo que equivale a decir que “se trabaja un año, pero ahora se cobran 9 meses”, graficaron los economistas del centro de estudios que conduce Sergio Arelovich.
Esto se da pese a que el empleo registrado en el sector privado sigue creciendo. En enero alcanzó un nuevo récord histórico con 6,33 millones de personas asalariadas en el sector.
Fuente: la capital