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FINANZAS – Dólar y reservas: el Gobierno ya destinó u$s12.400 millones a intervenir sobre la brecha

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Es por la combinación del dólar blend (el 20% de las exportaciones se liquida en el CCL) y las ventas de divisas en el mercado de bonos implementada desde julio. Preocupa el rojo en las arcas del BCRA.

El rojo de las reservas del Banco Central es uno de los principales focos de preocupación del mercado y los distintos agentes económicos, que pone un manto de dudas sobre la hoja de ruta de Luis Caputo y mantiene el riesgo país por encima de los 1.550 puntos básicos. Y la política del Gobierno para sostener el ancla cambiaria ha contribuido al freno en la acumulación de divisas.

Según un informe de una de las consultoras más leídas de la City, a través de distintos mecanismos el actual equipo económico ya destinó u$s12.400 millones para intervenir sobre la brecha cambiaria, un número que supera ampliamente a las gestiones de Sergio Massa y Martín Guzmán.

El equipo económico ordena su hoja de ruta bajo la prioridad de extender la desaceleración de la inflación a través, entre otros factores, del ancla cambiaria. Busca convencer a un mercado dubitativo de que podrá hacer converger el IPC con el ritmo de devaluación cerca del 0%, cerrar la brecha cambiaria y, cuando eso ocurra, abrir el cepo cambiario sin un salto devaluatorio. A tal punto que el mes pasado anunció la intervención directa sobre los dólares financieros con dólares de unas reservas que siguen siendo negativas.

La consultora Eco Go, que dirige Marina dal Poggetto, calculó cuántas reservas resignó la gestión de Luis Caputo y Santiago Bausili para intentar mantener a raya la brecha cambiaria. Según se desprende de su último informe mensual, desde el inicio del mandato y hasta el 30 de julio acumuló una intervención sobre los dólares financieros de u$s12.400 millones. El número supera largamente los u$s2.766 millones que usó Guzmán y los u$s7.619 millones que usó Massa.

Ocurrió a través de tres vías. La principal, presente desde el inicio mismo del plan Caputo, fue el dólar blend. Este esquema cambiario hace que los exportadores, para obtener un tipo de cambio superior al mayorista, liquiden el 20% de sus divisas en el contado con liquidación (CCL) y solo el 80% en el mercado oficial. Esto hace que 2 de cada 10 dólares exportados ingresen a través del mercado de bonos y no lleguen a las reservas del BCRA.

Se trata de una intervención sobre la brecha cambiaria porque el dólar blend implica sumar una considerable oferta de divisas al CCL que incide en su cotización. Algo similar ocurre con los dólares del turismo receptivo, que desde el Gobierno anterior pueden cambiarse a pesos en el mercado financiero a un tipo de cambio superior al oficial y, por ende, suman oferta al dólar financiero.

El mes pasado se sumó la intervención directa del BCRA, una medida que en realidad se presentó como un anuncio de política monetaria destinado a esterilizar los pesos emitidos para comprar reservas desde el 30 de abril en el marco del lanzamiento de la “fase 2” del programa que consiste en el cierre de los cuatro grifos de emisión (déficit fiscal, pasivos remunerados, puts y compra de reservas). Pero la realidad es que todo el mercado coincide en que el objetivo real es bajar la brecha a costa de ceder reservas adquiridas previamente.

Eco Go estimó que los $2,4 billones que el BCRA aclaró que apunta a esterilizar por este mecanismo equivale a un volumen de divisas de alrededor de u$s1.900 millones para intervenir la brecha. Para fines de julio, la consultora estimó que el Central ya había utilizado u$s250 millones en estas operaciones.

Intervención y dólar paralelo

El resultado de esa intervención fue bajar la brecha cambiaria del 60% a mediados de julio hasta el 40% a fines del mes pasado. Este lunes la distancia entre el CCL y el tipo de cambio oficial se ubicó en el 36,4%.

Lo cierto es que, incluso a pesar de la intervención, hubo resistencias a la baja. El CCL retrocedió en un primer momento del pico de $1.428 el 12 de julio a la zona de $1.300 a fines de ese mes. Y, desde entonces, oscila en torno a ese nivel. Este lunes bajó 1,3% a $1.281.

Lo cierto es que la estrategia de redoblar el uso de reservas para contener la brecha coincide con el momento más desfavorable para el flujo de divisas por motivos estacionales. A eso se suma que en junio se cortó (de forma anticipada) el ciclo de compra de divisas del BCRA y ya acumula dos meses de saldo vendedor a partir de la progresiva normalización del ritmo de pago de importaciones.

Los vencimientos de deuda del mes pasado (bonistas, FMI y otros multilaterales) sumaron para que en julio las reservas netas cayeron u$s4.600 millones, según la gerencia de estudios económicos del Banco Provincia. Dependiendo de la metodología utilizada para calcularlas, las tenencias internacionales netas oscilan en terreno negativo entre los u$s4.000 millones y los u$s6.500 millones.

Al respecto, un informe de Portfolio Personal Inversiones (PPI) advirtió: “Si bien el BCRA pudo mejorar su performance en el mercado oficial en la última semana, la perspectiva hacia adelante es desalentadora. En el cortísimo plazo, posiblemente se acelere la demanda privada producto de pagos de ON y provinciales que restan en agosto. En septiembre, el nuevo régimen de importaciones se solapa con el viejo, lo que llevará a que puedan requerir acceso al mercado oficial más de 100% del flujo de las importaciones”.

Y agregó: “Esta presión será incluso mayor en octubre y noviembre por cómo fue diseñado el esquema. Si no hay cambios en el frente cambiario, el BCRA volverá a ser vendedor neto en el mercado oficial. Ante una creciente demanda privada autorizada y la expectativa de que la oferta no se acelere de estos niveles, sus ventas serían de mayor cuantía que las exhibidas en junio (-u$s85 millones en total en el mes) y julio (-u$s180 millones)”.

Con este escenario, la apuesta del Gobierno pasa por el blanqueo. Y a más largo plazo, una victoria de Donald Trump en Estados Unidos que destrabe el nuevo endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional que pretende Caputo, un horizonte que para nada luce asegurado.