ECONOMÍA – Con el FMI y la cosecha, el Gobierno busca tener un dólar calmo para la campaña

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Al permiso del Fondo para vender 9.600 millones esperan sumar las divisas que deje la campaña agrícola récord.

La venta de los dólares acumulados por el ministerio de Hacienda, fruto de los desembolsos que le hizo el FMI, comenzará en abril y -si se cumplen las previsiones de liquidar 60 millones por día hábil- llegaría hasta bien entrado noviembre.

El anuncio de esa operación, autorizada por el Fondo Monetario la semana pasada, descomprimió la tensión que venía acumulando el mercado cambiario y monetario. Una tensión que se expresaba en la suba del dólar y de las tasas de interés.

Con esta hoja de ruta, los funcionarios creen que lograrán una razonable tranquilidad cambiaria para atravesar la campaña electoral -incluso hasta una eventual segunda ronda- con al menos una variable bajo control. Los propios hombres de Gobierno reconocen, en reserva, que sin el dólar más o menos tranquilo no se puede enfrentar con ciertas chances de triunfo una elección tan determinante como la de este año.

Pese a todo, persisten dudas sobre cuál va a ser el comportamiento de la fábrica de dólares genuinos, es decir el sector agropecuario -productores y exportadores- a la hora de tomar decisiones sobre la cosecha récord que se avecina, y que ya empezó a llegar a los puertos. Las dudas son estas: ¿Cuántos granos estarán dispuestos a vender los productores? ¿Cuántos dólares liquidarán los exportadores?.

Hay opiniones diversas. En el sector agropecuario se dice que por los altos precios, la venta de trigo y maíz fue abundante. Pero hay dudas con la soja, porque no está mostrando una cotización atractiva. Y suele decirse que el productor prefiere guardar la cosecha antes que venderla a un precio que considera bajo. Pero de vuelta: en un año electoral, habrá un ojo puesto en el mercado y otro en las encuestas.

Por otra parte, un informe difundido días atrás por Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola(CREA) señala que en el último lustro, los productores de soja llegaban a julio con cerca del 70% de la cosecha vendida, porcentaje que subía al 85/90 hacia noviembre. Es decir que ahora que habrá supercosecha es posible que esos porcentajes bajen, pero dado que habrá más toneladas, el volumen de granos que llegan al mercado debería incrementarse.Más allá de esas especulaciones, lo cierto es que el sector dejó atrás una de las peores cosechas de las últimas décadas, hay deudas a pagar y -por el costo del dinero- no ven factible tomar crédito para financiar las labores que se avecinan.

Los exportadores, a su vez, no solo miran los movimientos propios de la oferta y la demanda (externa). También si les conviene o no retener los dólares. En este punto evalúan qué trayectoria podría tener el tipo de cambio y cuánto les cuesta a ellos tomar pesos para financiarse. Si la tasa de devaluación esperada es menor a la tasa del crédito en pesos, preferirán vender dólares.

Por cierto, al Gobierno no le preocupa el hecho de que los exportadores no tengan plazos legales para liquidar sus divisas. “Dado que hay libre acceso al mercado de divisas, si estuvieran obligados a vender, con una mano liquidarían los dólares y con la otra saldrían a recomprarlos”.

En cualquier caso, y volviendo al principio, en Hacienda insisten en que mostrar los 9.600 millones de dólares es una señal potente, en el sentido de que retener divisas apostando a una suba de la divisa tal vez no sea un buen negocio. Dicho esto, dado que se trata de un año electoral, se admite que esa lógica tal vez no funcione al pie de la letra.

Si bien el Gobierno considera que el frente cambiario está ahora más o menos ordenado, aceptan que hay otros graves problemas para fortalecer la estabilidad cambiaria y monetaria. La marcha de la inflación y las tasas de interés.

El Banco Central apretará aún más el torniquete monetario con lo que debería reforzar la calma cambiaria.

En el mercado no descartan que con estas tasas y el anuncio de ventas oficiales, el dólar vuelva a acercarse otra vez al piso de la zona de no intervención, que a fin de abril será de $ 40,078, casi el mismo valor que alcanzó el viernes último el dólar mayorista. Vale recordar que a ese precio, el dólar r mayorista quedó casi al mismo nivel que tenía el tipo de cambio el 1 de octubre. En ese lapso la inflación acumulada superó el 19%.

El piso y techo de la zona de no intervención subirá desde enero a un ritmo del 1,75% mensual. Es decir que lo que se busca es que el precio del dólar crezca a menor velocidad que la inflación. Es difícil hablar de atraso cambiario, pero la apuesta es que al menos no esté muy adelantado al momento de las elecciones.

Fuente: ieco.clarin.com