ECONOMÍA – Se profundiza la brecha en el consumo: en qué sectores crece y en cuáles no logra despegar

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Más bienes durables y menos consumo cotidiano. Ese es el comportamiento que muestran las ventas en un marco de estabilidad macroeconómica, con déficit en el nivel de ingresos.

Algunos niveles de consumo récord lejos están de representar a la mayoría de las familias argentinas, ya que el programa económico de Javier Milei tiene tanto ganadores como perdedores. Mientras aumentaron las transacciones con propiedades en la Ciudad de Buenos Aires y las ventas en el sector automotriz, hay rubros que muestran señales dispares como la construcción, y supermercados mayoristas y minoristas.

El Gobierno celebra el freno en la inflación y la estabilidad del dólar que alcanzó en el año -aunque en las últimas semanas el frente cambiaria fue afectado por la caída de la oferta y la falta de confianza-; mientras los datos del INDEC y las cámaras empresarias reflejan un consumo todavía fragmentado. La recomposición del ingreso real será la clave para definir si este aumento del indicador se traduce en una recuperación pareja, o si la economía continúa operando en dos velocidades.

Ganadores y perdedores del consumo

Los vestigios de la estabilidad macroeconómica son sectores como el automotor, cemento y escrituras que crecen fuerte, mientras que en el otro extremo los supermercados y mayoristas continúan sin mostrar una recuperación.

Adefa dio a conocer que en junio se comercializaron al por mayor 59.807 unidades, un 1,5% más que en mayo y un 85% por encima del mismo mes del año pasado. En el acumulado del primer semestre, se entregaron 299.001 unidades a concesionarios (+84,6% interanual), mientras que la producción local alcanzó las 250.478 unidades, con una suba del 15,6% frente a 2024.

En la construcción hubo señales positivas, aunque el sector no vuelve a niveles previos a la paralización de la obra pública. El consumo de cemento creció 0,8% mensual en junio, según Econviews; mientras que el Índice Construya -que mide insumos para la obra privada- avanzó un 15,5% mensual.

El mercado inmobiliario fue otro de los catalizadores, con las escrituras en CABA creciendo un 36,1% interanual en junio y un 2,7% respecto de mayo, según el Colegio de Escribanos. Este dato muestra que, pese a las restricciones del crédito hipotecario, el segmento mantiene su dinámica con operaciones en dólares billete.

Del otro lado de la balanza, el consumo masivo continúa sin despegar. De acuerdo a Nielsen IQ, en julio las bebidas alcohólicas cayeron 0,6%, y si bien las no alcohólicas tuvieron números positivos, los alimentos considerados básicos bajaron 3,3%. En contraste, los alimentos generales crecieron 3,4%, mostrando un patrón fragmentado y de sustitución.

En supermercados, los datos de mayo del INDEC marcaron una suba del 6,1% interanual, pero una caída del 1,2% frente a abril. En los autoservicios mayoristas, el mismo mes se registró una baja del 4,9% interanual y una leve recuperación mensual del 0,7%. En centros comerciales o shoppings, las ventas avanzaron un 6,2% frente al mismo mes de 2024.

Según la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), el consumo general creció un 4% interanual en junio y un 2,9% mensual, pero aún con cambios en la composición: más bienes durables y menos consumo cotidiano. “Sostener la inflación en un nivel bajo y recomponer los ingresos será la clave para que continúe el crecimiento”, advirtieron desde la entidad.

Cabe recordar que, tal como explicó a este medio el economista Martín Carro “un auto que cuesta $20 millones, vale mucho más que el consumo de un sachet de leche, se pueden estar consumiendo menos sachet de leche, pero dos autos más y el consumo va a crecer porque está ponderado justamente por su precio. Es decir, pesa mucho más los bienes caros en el consumo total que los bienes baratos”.

¿Rebote o reacomodamiento?

El fin del programa “Cuota Simple” -vigente hasta el 30 de junio- llevó al sector privado a lanzar nuevas propuestas de financiamiento. La CAME impulsó un plan propio para pymes, con el objetivo de sostener las ventas en un contexto de ingresos limitados. La apuesta es clara: sin crédito y sin poder adquisitivo, el consumo difícilmente repunte.

Además, las empresas aseguran que, ante la caída de la demanda, muchas decidieron absorber parte de la suba de costos durante julio, para evitar que el traslado a precios reduzca aún más las ventas. El consumo, incluso en un entorno de inflación en descenso, sigue limitado por la realidad de los salarios reales, aún casi un 25% por debajo del nivel de 2017.

El fin del programa “Cuota Simple” también tuvo su impacto en el consumo.

Con una inflación interanual del 39,4% en junio y una baja significativa desde los tres dígitos del verano, el Gobierno logró una señal de estabilidad. Pero el ajuste aún se siente en la calle. Mientras sectores de clase media alta y alta dinamizan bienes durables con dólares ahorrados o financiamiento, buena parte de la población posterga compras básicas o las reemplaza.

Fuente: ambito