La reforma fiscal de 2017 había iniciado una tendencia suave a la baja, pero la crisis financiera y la devaluación revirtieron el proceso. Se destina casi la mitad de los salarios al pago de impuestos.
La crisis financiera revirtió el tenue proceso de baja de presión fiscal que se venía produciendo a partir de 2018 con la reforma tributaria. Así lo señaló el economista del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), Ariel Barraud, en diálogo con Ámbito Financiero. Destacó que desde 2011 la presión fiscal sobre los salarios es del orden del 49% al 50% y advirtió que las arcas provinciales están teniendo problemas para continuar con los compromisos asumidos de reducción de impuestos. A continuación, la entrevista.
Periodista: Según las estimaciones que hace el IARAF, se destina el 49% de los salarios al pago de impuestos. ¿Se compone del total de la carga?
Ariel Barraud: Sumamos impuestos nacionales, provinciales y municipales. Obviamente se incluyen los impuestos al consumo y a la seguridad social. Ese es el cálculo madre. De ahí surge que la recaudación efectiva es del 31% al 33% del PBI. La pregunta es por qué si la presión fiscal es del 50% no se recauda lo mismo en términos de Producto, y es por la evasión. Postulamos que la evasión aparece porque la carga es muy alta.
P.:¿En la estimación de la presión fiscal sobre salarios se incluyen en los cálculos los aportes que hacen las empresas y las contribuciones de los empleados?
A.B.: Ambos, porque la forma de medirlo es cuál sería el ingreso bruto de un trabajador en relación de dependencia si no existiera la seguridad social, cuál sería el dinero que recibiría. Es lo que está dispuesto a erogar por contratar una persona para ese puesto. Todo lo que se paga por esa persona. No sólo hay que tomar en cuenta el salario de bolsillo, sino también los aportes.
P.: ¿Este nivel se mantiene estable en el tiempo desde 2011?
A.B.: En 2017 y 2018 se empezaba a ver una tendencia a la baja más marcada en el tramo intermedio o medio bajo. Pero este año dio como una vuelta y respecto del año pasado hay un pequeño incremento. En los tramos más bajos, como impacta en el mínimo no imponible de los aportes y la suba de los mínimos no imponibles de Ganancias, ahí sí seguiría bajando un poquito.
P.: ¿Cómo repercutió la reforma fiscal sobre la presión tributaria?
A.B.: No ha habido grandes cambios. Sólo que cuando la reforma de 2017-2018 comenzaba a impactar, se dio marcha atrás y aparecieron otras cosas.
P.: ¿Se pueden bajar impuestos? Parece delicado bajar en estos momentos porque lo que pasa es que se pierde recaudación.
A.B.: La idea tiene que ser generar premios para que la gente evada menos. La idea es que eso iba a generar una mayor recaudación, y casi como invirtiendo el orden, ser volcada a bajar impuestos manteniendo el mismo nivel de ingresos fiscales. Planteado hoy parece una utopía. Son medidas para tomar en momentos en los que no hay urgencia fiscal.
P.: ¿Cómo piensa que influirá la devaluación de este año?
A.B.: Lo que estamos viendo es que más importante que la devaluación, es la inflación que viene de la mano. Está deteriorando las arcas a nivel provincial. Está generando mayores dificultades para continuar con la reforma tributaria que era el principal factor que estaba llevando a tener una baja de la carga sobre el trabajo asalariado. La devaluación puede generar un aumento de la evasión.
P.: ¿En Argentina quedamos libres de pagar impuestos desde el 31 de julio?
A.B.: Depende de cada caso. Para un ingreso de bolsillo mensual de $33.000 es el que primero se libera el 28 de junio, para $72.000 se liberaba el 3 de julio, uno de 100.000 netos, con 23 de julio y los de más altos ingresos el 31 de julio .
Fuente: ambito.com