El stock de deuda bajó en 100 millones de dólares por el impuesto del 30%. En relación a enero de 2019 el derrumbe alcanzó al 45%.
Pasó un mes desde que el “dólar turista” volvió a la vida de los argentinos. Aquel viejo recargo para el “tarjeteo” en dólares, esta vez bajo la forma de un impuesto liso y llano del 30% y no un adelanto de Ganancias como ocurría durante el gobierno de Cristina Kirchner, llegó justo a tiempo para las vacaciones. Y golpeó de lleno a las decisiones de consumo en dólares con plásticos.
El endeudamiento con tarjeta pasó de US$ 316 millones a US$ 217 millones desde la oficialización de la medida el 23 de diciembre. Este retroceso de US$ 100 millones equivale a una merma del 30%, cuando estacionalmente estos gastos suelen dispararse en enero. Sin ir más lejos, en el mismo período del año pasado, por ejemplo, creció 50%.
En enero de 2019, el stock de deuda en tarjetas era de US$ 392 millones. Es decir en que la comparación interanual la caída fue del 45 por ciento.
Movimiento previsible, sobre todo cuando al momento de su implementación el “dólar turista” ($ 63 del Banco Nación más el recargo que también se aplica para ahorro) resultaba al igual que hoy de casi $ 82 pero el blue estaba a $ 78,5, también casi en los niveles actuales, y el “dólar Bolsa”, conocido en la jerga como “dólar MEP”, cotizaba a $ 10 menos.
Los ahorristas se lanzaron a aprovechar ese ahorro mientras durase. Seguramente por eso, el 8 de enero, a pocos días de la entrada en vigencia de la medida, cuando las brechas todavía eran espaciosas, el stock de endeudamiento tocó un piso de US$ 152 millones, lo que implica una reducción del 50%. Después repuntó levemente.
La brecha con el blue subsiste ($ 79), sobre todo si se calcula el “dólar turista” a partir de la cotización de algunos bancos privados, pero la distancia que separaba en un principio el “dólar turista” del “dólar Bolsa” ya se esfumó por completo. Para el 8 de enero, cuando se registró el mínimo, ya había subido de $ 72 a casi $ 76, para el 18 de enero había cruzado los $ 80 y hoy ya lo superó a $ 82,3.
El “dólar Bolsa” es un mecanismo de dolarización legal que no está sujeto a restricciones de monto y con el que los minoristas vienen familiarizándose en el último tiempo. Permite acceder a divisas a través de una operación de compra-venta de bonos. Cuando esos dólares además son girados a una cuenta en el exterior, se habla de “contado con liquidación”.
Si bien la financiación con plásticos en dólares aumenta sistemáticamente en los meses de vacaciones (42% en 2018 y 28% en 2017 en el mismo período de vigencia del impuesto), lo cierto es que estos últimos años, con el deterioro económico, el stock viene en retirada: 33% de caída en 2019 y aún más en 2018, 55%, después de haber alcanzado a comienzos de año los US$ 800 millones.
Martín Vauthier, director de EcoGo, advierte que en esa primera semana de enero pueden haber tenido impacto en la baja del stock las cancelaciones que se concentran muchas veces a comienzos de mes pero concede que “esos primeros días de vigencia los dólares alternativos estaban abajo del turista y quien viajó probablemente se hizo de los dólares de otra manera”.
“Hoy eso ya se revirtió y conviene tarjetear, por lo que no sería extraño ver un repunte desde mínimos. Actualmente el tipo de cambio real del dólar turista es muy alto, esto es, muy caro, está en niveles parecidos a los de 2003, después de la megadevaluación del 2002”, apunta.
“Veníamos de un déficit de turismo por mes de entre US$ 500-US$ 600 millones, ya con el dólar a $ 60, y hacía falta suturar la salida de reservas. Pero no veo por ahora que vayan a ajustar el recargo a no ser que la brecha se vaya muy arriba”, opina.
Santiago López Alfaro, director de Delphos, coincide: “El primer mes era más barato el blue y el MEP que el dólar tarjeta. Ahora se arbitraron. Pero el primera mes el MEP estaba $ 72/73, te convenía comprar ahí y no en el $ 82 del dólar tarjeta”.
“La brecha está en 35% aproximadamente, un poco por debajo del promedio de los últimos años de CFK, que fue del 40%. No me parece que lo modifiquen si se escapa”, añade.
Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina, explica: “Acá hay tres cosas que influyen. Por un lado, la menor actividad, por otro lado, el menor poder adquisitivo y finalmente, el impuesto P.A.I.S., aunque está también la cuestión de las tasas, que son muy caras y que siguen en niveles muy altos con perspectivas menores de inflación, sobre todo por el congelamiento tarifario”.
Y subraya: “Influye además el cambio en las vacaciones, en general el endeudamiento en dólares suele subir en los primeros meses del año pero hay menos gente viajando afuera y eligiendo destinos locales y en ese marco se explica el desplome. Entiendo que esto no se va a recuperar en el corto plazo. Por el contrario, el deterioro va a seguir. El Gobierno sabía que esto iba a pasar pero prefirió priorizar las reservas y cuidar las arcas públicas.”
Fuente: clarin.com