Antes de la cuarentena, ya habían desaparecido 14.830 empresas y había 116.041 monotributistas y autónomos menos que en 2019.
Hasta las vísperas del coronavirus hubo un cóctel de cierre de empresas, pérdida de empleos formales en relación de dependencia y cese de actividades de monotributistas y autónomos sin precedentes por la intensidad y duración, de acuerdo a los registros oficiales. Y con la cuarentena, si bien aún no hay datos estadísticos, por la semiparalización de las actividades, este proceso se acentuó y se estiman que las pérdidas son muy superiores.
Según los datos de AFIP, en los últimos 12 meses, a marzo pasado, 14.830 empresas que contaban con empleados en relación de dependencia dejaron de aportar a la Seguridad Social porque terminaron de desprenderse del personal que tenían. Los números son: en marzo de 2019 había 553.883 empresas y un año después 539.053. Y el número de trabajadores se redujo en 164.475 puestos de trabajo.
Todos estos números corresponden a los aportes de empresas, autónomos y monotributistas de marzo que ingresaron a la AFIP antes que se declarara la cuarentena por el coronovirus.
Demás está decir que, desde entonces, la situación empeoró y que las medidas de auxilio implementadas por el Gobierno fueron tan solo paliativos en medio de una casi total paralización de la actividad económica. Y si miramos hacia atrás, desde marzo de 2016, se perdieron 29.458 empresas.
En definitiva, en vísperas de la pandemia el balance de los 12 meses anteriores es: menos empresas, menos trabajadores registrados y menos trabajadores independientes formales.
Una combinación que marca que la recesión, las altas tasas de interés, la disparada de la inflación y del dólar, la caída de los salarios y de los ingresos de profesionales y trabajadores por cuenta propia provocaron una destrucción económica y social generalizada. Y los más afectados fueron las pequeñas empresas, el trabajo asalariado e independiente formal. Lógicamente por carecer de registros no hay datos precisos de la pérdidas de empleos informales.
Entre los sectores productores de bienes, los más castigados en pérdida de empresas fueron la industria (-2.222) y la construcción (-1.238). Y en servicios, el comercio (-3.582), el transporte (-2.585) y alojamiento y servicios de comida (-1.075). Esta caída de empresas ya acumula más de 4 años. Tuvo dos momentos: durante 2016 y 2017 hubo una reducción de casi 3.000 empleadores, para desplomarse en los dos años siguientes de la mano de la recesión. En marzo de 2016, había 568.511 empresas con aportes a la Seguridad Social. Cuatro después, 539.053: en total 29.458 menos.
Fuente: ieco.clarin.com