Las tibias señales de recuperación que comenzaron a asomar a fines de este año anticipan un 2021 en el que será clave el dinamismo general para potenciar ingresos de origen nacional y propios.
El 2020 será recordado como el año en el que las provincias debieron poner a prueba, más que nunca, su capacidad para sobrellevar de manera individual y más que nunca una crisis de dimensión global.
Así, el reclamado independentismo de los distritos se tradujo en un factor obligado para el resguardo de la salud con resultado variopinto.
Los planes iniciales de las noveles gestiones quedaron suspendidos y postergados por la agenda de urgencia que impuso la pandemia del coronavirus.
Por eso el año que comienza en pocos días más representa un doble desafío, porque no sólo obligará a revalidar el compromiso asumido en diciembre de 2019, sino que demandará un esfuerzo adicional en materia económica para reconstruir la matriz productiva y social deshilachada a lo largo de todo este año que se va.
No será, sin embargo, el único factor de presión. El 2021 llega con la presunción también de la escala electoral para renovar a nivel nacional 127 bancas en Diputados y un tercio del Senado. Además de la renovación total de más de una decena de legislaturas provinciales.
Para Corrientes y Santiago del Estero, dos distritos desfasados del calendario electoral general por efecto de sucesivas intervenciones federales, no será un año más. Allí se votará para gobernador y todo indica que, si bien se trata de dos provincias con escaso impacto político nacional, ni el oficialismo ni la oposición desaprovecharán la oportunidad de nacionalizar el resultado.
En Santiago del Estero, el actual gobernador Gerardo Zamora y en Corrientes, el radical Gustavo Valdés buscarán renovar el cargo. Ambos tienen la habilitación constitucional para hacerlo y en sus entornos descartan una victoria casi segura merced, en gran medida, a la buena gestión en materia de control de la pandemia, a pesar de algunos penosos episodios vinculados con las limitaciones impuestas en la circulación de la población.
Impacto
En la sencillez del conjunto, las restricciones en la actividad económica derivadas de la pandemia significaron un mazazo para los ingresos de las arcas de las provincias. El duro 2020 termina sin embargo con señales auspiciosas en términos de lenta recuperación de esos recursos, aunque sin retornar aún a los escalones previos a la irrupción del coronavirus. En esa línea, por caso, la recaudación de impuestos provinciales mostró una leve mejoría en octubre, al incrementarse en 4,1 puntos respecto de septiembre y cerrar con una suba del 25,7% interanual, según Aerarium. La consultora destaca que es “el mejor registro desde el inicio de la pandemia”, pero remarca que “la recuperación parte desde niveles muy bajos, advirtiéndose una marcada volatilidad durante los últimos meses, todavía lejos de recuperar la cadencia pre-pandemia”.
La coparticipación transita por carriles similares. Según la consultora Politikon Chaco, en noviembre y “por cuarto mes consecutivo las transferencias automáticas del Estado nacional a las provincias y a CABA volvieron a tener incremento, con un alza interanual del 54,3% nominal, que equivale a un crecimiento del 13,3% cuando se lo ajusta por inflación”. Frente a la asfixiante merma de ingresos que signó a buena parte de 2020 jugó un rol clave para los gobernadores el salvataje derivado del Programa para la Emergencia Financiera Provincial (PEFP) activado por la Casa Rosada, que contempla recursos por $170.000 millones (entre Aportes del Tesoro Nacional y los préstamos del Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial.
En medio de ese escenario resbaladizo, una docena de provincias inició un proceso de reestructuración de deuda bajo legislación extranjera por cerca de u$s 12 mil millones, con final abierto aún en la mayoría de los distritos (sólo el mendocino Rodolfo Suarez, el neuquino Omar Gutiérrez y el chubutense Mariano Arcioni cerraron un acuerdo) y en el marco del veto a más endeudamiento en dólares que brota del nuevo Consenso Fiscal, en línea con la estrategia impulsada por Martín Guzmán.
El cierre de esa avanzada es otra de las asignaturas pendiente clave para los gobernadores en 2021. Lo mismo que la apuesta a una recuperación de la actividad económica -los presupuestos provinciales para el año entrante hacen foco en ese punto, con hincapié en el financiamiento de obras de infraestructura- y el círculo virtuoso en materia de ingresos a las arcas locales que eso genera.
Fuente: ambito.com