Las proyecciones del FMI anticipan una marcada desaceleración en la actividad global de la región como así también en las economías de los principales países.
Las proyecciones del FMI anticipan una marcada desaceleración en la actividad global de la región como así también en las economías de los principales países.
Se espera que América Latina y el Caribe crezcan este año 2,5%, a distancia del 6,8% registrado en 2021. En el caso de la Argentina, se pasaría de un aumento de 10,2% a 4%.
Para Brasil el pronóstico es que la expansión se reducirá a 0,8% este año, tras el crecimiento de 4,6% observado el año pasado. La economía de México se desacelerará a 2%. Colombia probablemente registrará una desaceleración menor con un crecimiento de 5,8%. El crecimiento en Chile y Perú será de 1,5% y 3%, respectivamente, “indicando reducciones muy importantes respecto de las tasas de dos dígitos del año anterior”.
“La guerra en Ucrania está convulsionando a la economía mundial y elevando la incertidumbre en torno a las perspectivas de América Latina y el Caribe”, sostiene el informe. Precisa que el impacto en la región “se siente a través del aumento de la inflación, que está afectando los ingresos reales, en especial de los más vulnerables”.
Riesgos
Alerta también que se avecinan otros riesgos. Al respecto, sostiene que una posible escalada de la guerra podría llegar a provocar dificultades financieras en el plano mundial y una contracción de las condiciones financieras en la región.
Además, considera que el actual endurecimiento de la política monetaria en Estados Unidos podría, con el tiempo, incidir en las condiciones financieras internacionales. El aumento de los costos de financiamiento a escala mundial e interna puede acelerar la salida de capitales y plantear un reto para la región, dadas las grandes necesidades de financiamiento público y externo en algunos países, y los limitados recursos para financiar inversiones.
En el terreno de los riesgos se advierte que una desaceleración más acentuada del crecimiento en China, debido a la pandemia o a otras razones, también podría tener un impacto en los precios de exportaciones clave y en el comercio de la región.
El trabajo reseña que incluso antes de la guerra, la recuperación de la región de la pandemia ya estaba perdiendo ímpetu. Afirma que, tras el pronunciado repunte del año pasado, el crecimiento está volviendo a su tasa tendencial previa a la pandemia, desacelerándose hasta el 2,5% en 2022 y la misma tasa para 2023.
Sucede que, si bien las exportaciones y la inversión están retomando su rol como principales motores del crecimiento, los bancos centrales han tenido que endurecer la política monetaria para combatir el aumento de la inflación.
Vulnerables
“La pobreza y la desigualdad siguen siendo preocupaciones importantes, dado el impacto desigual del aumento de la inflación sobre la población”, sostiene el paper.
Señala que los grupos más vulnerables en la región son los más golpeados por la subida de precios de los alimentos básicos y la energía, al tiempo que siguen luchando para recuperarse del impacto económico de la pandemia.
Desde que estalló la guerra, varios países de la región han actuado para contener los efectos del aumento de los precios en los grupos vulnerables, con medidas que van desde la reducción de impuestos y aranceles de importación hasta límites de precios o transferencias sociales.
El FMI calcula que cerca del 40% de los países han introducido nuevas medidas, sobre todo por el lado de los impuestos, con un costo fiscal medio estimado equivalente al 0,3% del producto interno bruto de este año.
En el terreno de las recomendaciones políticas, el trabajo afirma que para garantizar la cohesión social y reducir el riesgo de tensión social, los gobiernos deberían proporcionar apoyo focalizado y temporal a los hogares vulnerables y de bajo ingreso. La Argentina lleva adelante este tipo de políticas como los bonos anunciados recientemente para atender a sectores informales y de bajos ingresos.
Pero también recomienda “dejar que los precios internos se ajusten en función de los precios internacionales”.
El Fondo insiste en que la consolidación de las cuentas públicas debe conjugarse con políticas inclusivas. Con las relaciones de deuda pública/PIB por encima de los niveles previos a la pandemia y el aumento de los costos de financiamiento, “los países tendrán que garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas para ayudar a preservar su credibilidad y recomponer el espacio fiscal”.
Pero agrega que “también será importante adoptar medidas que protejan a los más vulnerables, para lo cual será necesaria una estrategia que se centre en una consolidación inclusiva”.
En este sentido afirma que “el gasto en programas sociales, salud, educación e inversión pública debe protegerse, al tiempo que se implementan reformas tributarias (como el aumento de los impuestos sobre la renta de las personas físicas) que apuntalen el crecimiento inclusivo y ayuden a los países a mantener la sostenibilidad fiscal”.
Fuente: iprofesional