En los últimos días, la entidad relevó los precios que exhiben los productos de consumo masivo en los diferentes puntos de venta para estas fechas, así como también puso su mirada sobre los obsequios más comunes para la navidad, y determinó que ya se está observando un marcado contexto de estanflación, caracterizado por un estancamiento de la economía y un persistente aumento de los precios.
Al respecto, el director del organismo, Miguel Calvete, detalló que “el trabajo se llevó a cabo en el ámbito geográfico de la Ciudad de Bs As, Gran Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mar del Plata, Paraná, Mendoza, Posadas, Corrientes, Salta, Jujuy y Tucumán” y que “se dividió sobre 4 superficies mayoristas, 141 supermercados de grandes cadenas y 322 autoservicios de proximidad sobre el stockeo que ya existe en productos alimenticios y bebidas como ser sidras, panes dulces, budines, turrones, golosinas, duraznos enlatados, vinos y bebidas espumantes, así como también en los principales cortes de carne, pollo y pescado”.
Al mismo tiempo, señaló que se relevaron unos 216 comercios de rubros tales como indumentaria, calzado, perfumería, joyas y florerías. También “se contactaron con autoridades de 32 portales de ventas online multirubro y multimarca, 18 Centros Comerciales y ferias a cielo abierto de calles y avenidas, se trabajó con escaneo de check out de productos y tickets de compra y sobre estadísticas parciales de las diferentes cámaras empresarias”.
El informe se elaboró sobre la medición que el mismo organismo obtuvo sobre la inflación promedio ponderada del mes de noviembre, que a nivel general arrojó una suba de un 15,8% y que se eleva a un 17,4% si se desagregan los alimentos y bebidas.
Caída de las ventas: los principales datos del estudio
A nivel general, el trabajo destaca que todas las superficies de venta (alimentos y obsequios) proyectan una caída en las ventas de un 36,6% promedio, apenas un 3.8 % por debajo del 40,4 % que se registró en 2020 (en plena pandemia por el Covid 19), y trepando un 1 % por encima de la caída del 35,6% registrada en el año 2001, en medio del estallido social que terminó con el gobierno de Fernando De La Rúa.
“Es decir que se trata de la caída más importante en la proyección del consumo que se ha registrado en los últimos 22 años, devenida de una crisis económica, apenas exceptuando lo ocurrido por las cuestiones de fuerza mayor que generó el aislamiento obligatorio de 2020”, reconoció Calvete.
En el rubro de los comestibles y bebidas que componen los diferentes menús de navidad y fin de año, el trabajo señala que la suba de precios interanual, en algunos casos, hasta supera dos veces y un tercio (+230%) los valores de 2022, mientras que en el caso de los obsequios, los incrementos llegan hasta a triplicar (+300%) los valores exhibidos hace un año atrás (en los artículos importados que acompañan la suba del dólar).
En el caso de los alimentos, tanto los mayoristas, como los supermercados y los pequeños autoservicios han reconocido que se están stockeando por debajo de un 35,7%, en promedio, en referencia a 2022, mientras que en el caso de la regalería, la cifra es aún más baja, con una caída en el stock de mercadería del 37,6%.
Al mismo tiempo, INDECOM destaca que la caída en las ventas de alimentos se ve acompañada por un marcado cambio de hábitos hacia segundas y terceras marcas. A nivel general, también se observa una caída interanual del 32.8 % de la capacidad de compra en trabajadores informales y de un 27,9% en los que poseen empleos formales.
Como dato adicional, el trabajo también detalla que las superficies afirman que “los consumidores de los segmentos medios están adelantando las compras (siguiendo la misma baja en volúmenes de operaciones) para tratar de preservar su salario y evitar las subas de precios indiscriminadas que regularmente se producen durante los días previos a las fiestas”.
Así las cosas, finalmente Calvete señaló que “la suba de precios ya es una lamentable constante a la que estamos acostumbrados”, aunque advirtió que “en esta oportunidad lo más preocupante es que la lupa debe posarse sobre la caída en la expectativa de consumo, que se ha derrumbado a los niveles más bajos de las últimas dos décadas”.
Fuente: ambito