Una de las pocas cosas en la que hay coincidencia entre Martín Guzmán y las consultoras privadas es que este 2021 será de recuperación económica. Se concretaría después de tres años recesivos, en medio de una alta dosis de incertidumbre cambiaria y de falta de expectativas sobre el futuro de la economía.
No es magia: el desplome del 10% de la actividad económica durante el 2020 deja, por lógica, una buena posibilidad para que este 2021 muestre una recuperación. No hay prácticamente chances de que, aun sin un ritmo de vacunaciones aceptable, el PIB 2021 no refleje un salto positivo. El Gobierno busca que ese rebote, tras el fuerte traspié durante la pandemia, sea lo más destacable posible en el año electoral.
Sin embargo, existen dudas sobre la magnitud y la duración de esa previsible mejora. ¿Por qué? Hay algunas incertidumbres básicas por despejar, ya cuando marzo está por iniciarse.
Desde el punto de vista oficial, el otoño llegará con buenas noticias. Con la confirmación de que pudo llegarse a la liquidación de la cosecha gruesa sin necesidad de una devaluación, que es lo que habían pronosticado algunas de las consultoras más renombradas entre inversores financieros.
Ahora bien, ¿significa ese “logro” que un fuerte despegue está asegurado? Es lo que el equipo de Guzmán “publicita” en cada instancia negociadora que se abre con el Fondo Monetario.
Las autoridades técnicas del FMI se muestran más conservadoras respecto del entusiasmo de los funcionarios. Y, en todo caso, la inquietud refiere a si la Argentina dispone de la cantidad de dólares suficientes para oxigenar un crecimiento notorio y sostenible en el tiempo.
Precisamente, ahí es donde comienzan las advertencias sobre lo que puede venir. Los “faltantes” que le pueden poner un freno a la recuperación.
Básicamente, en los próximos meses habrá que prestar atención a la evolución de tres variables. Aparecen como las claves para verificar si el rebote actual -explicado tras la reapertura de las actividades tras la cuarentena- se extiende y llega a convertirse en un crecimiento que sirva para generar puestos de trabajo.
Una rápida enumeración de esos posibles faltantes que habrá que monitorear:
Dólares en las reservas
Es el insumo más sensible para el despegue económico: sin dólares, no hay reactivación posible. En los últimos tres meses, el Banco Central logró dar vuelta la historia y, en vez de vender divisas en el mercado cambiario, pudo comprar en forma neta. Desde diciembre fueron unos u$s1.500 millones.
De todas formas, esas compras no se transformaron en una mayor cantidad de reservas. Ya sea por los pagos de vencimientos de la deuda con los organismos, el Central no pudo acaparar todo lo que adquirió.
¿Y para adelante? Será clave que Miguel Pesce pueda acumular dólares, sobre todo a partir de que las cerealeras y los chacareros empiecen a liquidar la producción de soja 2021.
Hay un dato que puede ayudar a las pretensiones de Economía: que hasta ahora, la recuperación de la actividad se dio básicamente en la mayor demanda y producción de bienes, en detrimento de los servicios, que vienen muy retrasados en la reapertura.
La recuperación en la demanda de bienes pudo atenderse, al comienzo del salto de la actividad, mediante el stockeo de mercadería, que había quedado retenida ante el parate generalizado.
En la última parte del año, en cambio, las empresas tuvieron que salir a proveerse de mercadería. De insumos importados, entre otras cosas, por lo que se vieron obligadas a comprar divisas, y le quitaron potencia a la ola compradora del BCRA.
En este inicio del otoño, el crecimiento quedaría liderado por los servicios, que hasta ahora vienen corriendo desde atrás. Eso significa que la expansión no requeriría de tantas divisas, más teniendo en cuenta que el turismo permanece prácticamente bloqueado.
Se trata de una realidad que favorece a la Argentina, a la hora de contar los dólares que salen y los que entran al país cuando el turismo está abierto. Se sabe: hay más argentinos viajando por el mundo y gastando dólares en el exterior, que extranjeros gastando en los comercios argentinos.
Lo dicho más arriba: ahora que avanza el año, la mejora de la economía quedará más en mano de los servicios que de la producción de bienes: el comercio, el transporte, los restaurantes y los cines, que hasta el momento vienen muy rezagados.
Como puede apreciarse, la levantada de esos sectores de servicios se puede dar sin requerir demasiadas divisas. Menos de lo que demanda la producción de bienes.
“Las reservas van a crecer a partir de que lleguen las liquidaciones de la soja“, tranquiliza un funcionario que dialoga con iProfesional.
Insumos industriales
Una de las dificultades que trajo la explosión de la pandemia en el sector fabril fue la caída de los stocks. Con las plantas paralizadas primero y, después, con imposibilidad de operar a pleno por los contagios, los empresarios recurrieron a los stocks pero éstos no pudieron reponerse.
Al mismo tiempo, dada la incertidumbre por la evolución de la pandemia y sobre la dinámica económica, los empresarios se comportan de manera muy cautelosa a la hora de plantear la estrategia comercial.
Por eso mismo, la disponibilidad de insumos industriales será clave en los próximos meses. Algunos rubros, desde la siderurgia hasta la construcción, afrontan cuellos de botella.
Desde los sectores involucrados admiten que llevará algunos meses hasta la normalización, y sostienen que ello podría ocurrir una vez que pase la pandemia y se normalice la operatividad. Lo mismo piensan desde los despachos oficiales.
“Algunas industrias están trabajando a full, con todo lo que pueden en este contexto, como es el caso de las fábricas de ladrillos. Hay que tener paciencia”, asegura un funcionario con contacto directo con las empresas.
Desde el equipo económico descartan problemas para poder importar. “Hay dólares para la producción. Puede haber alguna demora pero muy corta. Pero nada más”, dice el funcionario. Y agrega:
“El momento de mayor tensión fue en octubre y noviembre, cuando la brecha estuvo muy alta. No hay mayores quejas de los empresarios. Visitamos 15 fábricas en las últimas dos semanas; hay protestas de las Pymes por los precios de algunos insumos, pero no por demoras en las importaciones”.
Vacunas
Hoy en día, ahí está “la” gran incertidumbre hacia el futuro cercano. ¿Cuánto demorará la Argentina en lograr la denominada “inmunidad de rebaño“?
De la aparición masiva de las vacunas depende, al fin y al cabo, que se cumplan los pronósticos de crecimiento económicos. Tanto los mejores como los más moderados.
Martín Guzmán, como ya publicó iProfesional, se juega a una recuperación en “V”, con mejores números de los que trascendieron en el Presupuesto.
Por eso el ministro monitorea al detalle la llegada de cada arribo de vacunas a Ezeiza.
Fuente: iprofesional.com