Entre 2005-2018 la participación se redujo 14,2 puntos porcentuales (de 49,7% a 35,5%, a razón de 1,1 puntos porcentuales por año). Y en los tres últimos años, la participación bajó 15,7 puntos porcentuales (6,0 puntos porcentuales en 2019, 8,2 puntos porcentuales en 2020 y 1,5 puntos porcentuales en 2021).
Por desconfianza en el manejo de la economía del país, los depósitos a largo plazo a más de 60 días, tuvieron una tendencia negativa. Esta última alcanzó su mínimo en enero de este año con un 17,9%. En agosto, los plazos fijos del sector privado en pesos crecieron en términos nominales un 53,0% interanual, considerando promedio mensual. Mientras las colocaciones de hasta 59 días crecieron un 55,9%, las de 60 días a más lo hicieron un 42,5%.
Por su parte, los plazos fijos que ajustan el capital por inflación representaron en agosto de este año el 4,3% del total de los depósitos en pesos. La estimación fue realizada por el Instituto Argentino de Análisis de la Realidad Fiscal (IARAF), trabajo que hizo notar la desconfianza que existe en los inversores para realizar colocaciones más allá de los 180 días, que son las que financian el crédito bancario.
Los depósitos estuvieron en el orden del 6% del PIB en algunos años, siendo el mínimo de 4,3% del PIB en los años 2010 y 2011. Durante el año 2020, el ratio alcanzó el equivalente a 6,1% del PIB, el valor más alto de los últimos 15 años. La pandemia generó un aumento de liquidez en manos de muchos agentes económicos, siendo los plazos fijos un claro reflejo de ello.
En los últimos 3 años alcanzaron el 86% de participación los depósitos a colocación de 60 y 180 días, quedando los de mayor plazo solamente con un 14% promedio.
“La vía para evitar perder capital en manos de la inflación está dada, entre otros instrumentos, por la posibilidad de los depósitos indexados. En efecto, en 2003 se introdujeron mecanismos indexatorios que permiten preservar el capital ante variaciones importantes en la tasa de inflación. Si bien estos depósitos muestran una tendencia creciente en los últimos años, aún están lejos de su participación de 2005 (16,8% en agosto 2005 versus 4,3% en agosto 2021), pero desde el año 2017 vienen con una clara tendencia positiva”, revelaron.
“El principal desincentivo a las colocaciones de más largo plazo es la inestabilidad macroeconómica. Resulta vital estabilizar la economía y generar las condiciones que permitan previsibilidad. Esta es una condición necesaria para que los depósitos puedan empezar a estirar sus plazos y de esa forma los bancos dispongan de capacidad prestable de largo plazo para financiar inversión productiva. La búsqueda de un resultado fiscal que quite presión a la capacidad prestable de los bancos también es esencial. La historia de los últimos 22 años refleja claramente la pérdida de capacidad prestable genuina para fondear inversiones que requieren un período de recuperación de plazo largo”, concluyó el informe.
Fuente: ambito.com