Fue el festejo más amargo para los funcionarios de la AFIP y del Banco Central: el aumento en la recaudación del impuesto PAIS confirmó la suba en la demanda por dólares y, sobre todo, por la compra de servicios en el exterior -como el turismo, que acaba de sufrir la restricción de la prohibición de financiamiento con tarjeta-.
Los $15.310 millones recaudados en noviembre por el impuesto PAIS no sólo representan la mayor cifra del año -en otras palabras, que nunca había sido tan alta la demanda de dólares por parte del público este año- sino que además confirman una tendencia creciente en la demanda por divisas.
Ese dato es la “mancha” en el informe de la recaudación tributaria de noviembre, que repite el ya clásico tono optimista por la recuperación en términos reales, que el Gobierno interpreta como una confirmación de que las bases para la recuperación de la economía son sólidas.
De hecho, con el incremento global de 59,5% interanual que se registró en noviembre, ya van 15 meses consecutivos en que los ingresos de la AFIP crecen a una mayor tasa que la inflación.
“Así, la recaudación de noviembre se ubicó, a precios constantes, en valores similares a los de 2017, superando lo registrado en el período 2018-2020 para el mismo mes. Vale destacar que el retorno a esos niveles se alcanzó bajo un cambio en la estructura tributaria, caracterizado por un incremento en la participación de los tributos que otorgan progresividad al sistema”, señala el comunicado oficial.
Y destaca que esa dinámica fue resultado de las reformas introducidas a través de la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en diciembre de 2020, “orientadas a establecer un esquema que favorezca el crecimiento con inclusión social”.
Pero esas mismas reformas que se adoptaron ni bien comenzada la gestión de Alberto Fernández incluía también el impuesto PAIS, pensado no tanto como una fuente de recaudación, sino más bien como un factor disuasorio para la compra de dólares por parte de los pequeños ahorristas.
Es por eso que, cada vez que el impuesto PAIS sube, lejos de ser un motivo de festejo, se transforma en una fuente de preocupación, porque es indicativo de que está ocurriendo precisamente eso que el Gobierno quiere evitar. Es decir, que los pequeños ahorristas presionen las reservas del Banco Central.
Y, por el contrario, cuando la recaudación del impuesto PAIS se reduce a niveles ínfimos, entonces es un indicador de que la compra de dólares o servicios dolarizados está lejos de los intereses -o posibilidades- de los consumidores.
Un claro ejemplo de esta situación es lo ocurrido el año pasado, cuando el Gobierno estaba preocupado por la ola de compra de dólares a precio oficial, cuando todavía era relativamente fácil comprar la cuota de u$s200 por persona.
Se daba la situación paradójica de que, en medio de un desplome histórico de la recaudación provocado por la cuarentena, el impuesto PAIS era el único que crecía de manera exponencial. De hecho, en su mejor momento, este tributo llegó a representar un 3,6% de la torta tributaria general.
En agosto del 2020, cuando se produjo el pico de ese fenómeno –con un récord de cuatro millones de ahorristas que se llevaban por la ventanilla del Banco Central u$s920 millones-, la recaudación del impuesto había totalizado $21.888 millones. Si se actualizara ese número según la evolución del tipo de cambio oficial, eso equivaldría hoy a $29.800 millones -casi el doble de lo recaudado el último noviembre-.
Un aumento a todo ritmo
Este año, por el contrario, el impuesto PAIS había caído a cifras muy poco significativas, producto de un cepo reforzado. De hecho, los $94.338 millones que se recaudaron por ese concepto entre enero y noviembre implica apenas un74% de lo recaudado el año pasado. Pero si se aplica el efecto inflacionario, entonces se nota que la caída en términos reales fue mucho mayor: del orden del 50%.
Pero eso se explica por los muy bajos niveles de compras dolarizadas que ocurrieron durante el primer semestre. Hasta ese momento, el promedio mensual de lo que se recaudaba por impuesto PAIS era poco más de $7.000 millones.
Era una situación que todos sabían que no podía durar eternamente: ya fuera por la sensación de retraso cambiario, por el temor a una devaluación o por la reapertura de las fronteras que permitiría irse de viaje al exterior, era sólo cuestión de tiempo para que la demanda por dólares se volviera a manifestar.
Y es así que en noviembre se produjo la cifra récord del año: los $15.310 millones recaudados por el impuesto PAIS implican un motivo de preocupación y ayudan a entender el motivo por el cual Miguel Pesce decidió la antipática medida de restringir la financiación para la compra de pasajes aéreos y gastos turísticos en el exterior con tarjeta de crédito.
La cifra supone una suba de 15% respecto del nivel que se había recaudado en octubre -$13.299 millones-, que a su vez ya era alta en comparación con el promedio anual y había dejado pequeño al anterior récord, ocurrido en julio, cuando se había llegado a $9.987 millones.
Cifras chicas, tendencia preocupante
El hecho de que se haya recaudado el impuesto por $15.310 millones implica que los argentinos compraron dólares por el equivalente a $51.033 millones. Lo cual, convertido al tipo de cambio promedio de noviembre, implica que la demanda por divisas a la que tuvo que hacer frente el Banco Central fue de unos u$s480 millones.
Es decir, un incremento de 20% respecto del nivel que había informado el Banco Central como demanda por dólares en octubre, cuando los ahorristas compraron u$s137 millones para atesoramiento y gastaron u$s265 millones en compra de pasajes de avión y gastos en el exterior con tarjeta de crédito.
Es ahí cuando se empieza a entender mejor la preocupación de los funcionarios a pesar de lo modesto de las cifras que están gastando los turistas: más que el volumen, lo que está encendiendo alarmas es la tendencia.
No por casualidad, en los últimos eventos promocionales de comercio electrónico, como el CyberMonday y el BlackFriday, el turismo se convirtió en el rubro de mayor protagonismo, con ofertas que proponían la vuelta al turismo en el exterior mediante el financiamiento en “cuotas fijas”.
La perspectiva de una reapertura total del turismo sólo puede significar problemas para un Banco Central preocupado por su nivel de reservas. Si se volviera a los niveles pre-pandemia, eso significaría que la demanda de dólares por parte de los viajeros podría ascender a un promedio de u$s650 por mes. Es decir, un ritmo que Pesce no se puede permitir, justo en una coyuntura en la cual los analistas afirman que las reservas netas del BCRA ya están en terreno negativo.
En medio de este escenario de tensión, lo más curioso es que, a la hora de confeccionar el presupuesto para el año próximo, el ministro de Economía, Martín Guzmán, ya preveía que, con el fin de las restricciones sanitarias, habría un fuerte aumento de la demanda de dólares por parte de la población.
Es por eso que en el proyecto que en pocos días será tratado por el Congreso prevé que la recaudación del impuesto PAIS incrementará su aporte en un 79% respecto de este año.
Aun suponiendo una inflación de 49% -como la que prevén los economistas en la encuesta REM del Banco Central– eso supone un aumento real de 20% en la compra de dólares por parte del público. Y ni qué hablar si se toma como referencia el optimista cálculo de inflación de 33% que sostiene el ministro: en ese caso, las compras de dólares a cotización oficial crecerían el año próximo un 35%.
Ahora, con la reciente medida para restringir “temporariamente” la financiación del turismo con tarjeta de crédito, es posible que Guzmán deba hacer una corrección en su cálculo sobre cuánto le dejará el impuesto PAIS el año próximo.
Fuente: iprofesional