Durante el primer trimestre del 2022, el Producto Bruto Interno estadounidense ya se contrajo un 0,4%, para en el segundo trimestre del año, experimentar una caída del 0,2%.
Según el consenso de los economistas, se denomina recesión técnica a la situación económica que se produce al encadenar dos trimestres de contracción económica. Entonces, según esa definición, Estados Unidos entró en recesión técnica en el segundo trimestre del 2022, cuando su Producto Bruto Interno (PBI) experimentó una caída del 0,2%, tras haberse contraído un 0,4% en los tres primeros meses del año.
Los datos se desprenden de la primera estimación de las estadísticas publicadas este jueves por la Oficina de Análisis Económico del Gobierno estadounidense (BEA, en inglés). El organismo explicó que, entre abril y junio del corriente año, se registraron descensos de inversión privada en inventarios, en inversión residencial fija, en el gasto del Gobierno y en inversión fija no residencial.
No obstante, cabe aclarar que estos retrocesos fueron compensados en parte por un alza en las exportaciones y el gasto de los consumidores, según consigna la BEA.
Asimismo, el organismo explicó que la contracción económica del segundo trimestre se produjo en un contexto de “continua inflación”, bajo desempleo, tipos de interés al alza y problemas constantes en las cadenas de suministro. Algo que también experimentó el competidor directo de Estados Unidos, China.
Debido a esta contracción, el PBI de Estados Unidos al cierre del segundo trimestre de 2022 era un 2,5% superior al observado al finalizar el cuarto trimestre de 2019, antes del impacto de la pandemia. En el primer trimestre, este dato estaba un 2,7% por encima.
En términos meramente anualizados, la manera preferida de la BEA de presentar los datos, el PBI de Estados Unidos se contrajo un 0,9% en el segundo trimestre del año, frente al descenso analizado del 1,6% del primer trimestre.
El endurecimiento de la política monetaria en Estados Unidos
Este miércoles, como se esperaba, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) volvió a aumentar las tasas de interés en un 0,75% en su lucha por intentar ponerle un freno a la suba de precios históricos. La decisión se produce apenas un mes después de su medida más agresiva desde 1994 que, también, fue por ese porcentaje.
Este número es la primera vez en la historia moderna del Banco Central estadounidense en la que eleva las tasas de interés a ese nivel dos veces consecutivas. Con la medida, la Fed manejará su economía a baja velocidad, obligada por la inflación que, como en otras latitudes, conlleva medidas agresivas para frenarla.
En un contexto más global, la decisión que tomó la Fed acompaña las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) que consideró un crecimiento global hasta el 3,2% para el 2022 y el 2,9% para el 2023. Estados Unidos sufrió una importante revisión a la baja en las previsiones del Fondo: 2,3% de crecimiento para este año y solo el 1% para el 2023, 1,4. Es decir, 1,3 puntos menos que en los cálculos hechos en abril pasado por el Fondo.
Esto hace suponer que el escenario económico más probable a nivel global sea el de una estanflación, un período de bajo crecimiento e inflación al alza, pues, el avance de la inflación se materializa en las proyecciones del FMI que, eleva los pronósticos en casi un punto a 8,3% para el Índice de Precios al Consumidor a nivel global y 5,7% para el 2023.
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