El organismo decidió dejar la tasa inalterada en su última reunión de directorio. Y convalidó un ritmo más bajo de devaluación en la última semana.
El dato de inflación de noviembre, más bajo incluso del que manejaban las proyecciones más optimistas, le da aire al Banco Central para “pisar”el tipo de cambio oficial y lo pone frente a la disyuntiva sobre la oportunidad de comenzar un sendero de reducción de tasas de interés, justo en un momento en el que la actividad económica comenzó a mostrar señales de desaceleración.
El organismo que preside Miguel Pesce ya tomó nota de la sorpresa comunicada el jueves pasado por el INDEC: después del 4,9% de inflación registrado en noviembre, el nivel más bajo desde febrero, la semana pasada el Central comenzó a desacelerar su ritmo diario de devaluación, que había llegado al 6,8% mensual el mes pasado.
En promedio, durante las últimas cinco ruedas, convalidó una suba del dólar oficial del 5,6% y la expectativa es que siga en este sendero en las próximas semanas.
En los últimos meses las tres variables claves del escenario financiero local: la inflación, la tasa de interés y el ritmo mensual de devaluación se habían movido de manera coordinada. Actualmente, la tasa Badlar quedó en 5,8%, versus una devaluación que cerró en noviembre en la zona del 6,8%, con una inflación de 4,9%.
Ahora, cuando la actividad comenzó a dar las primeras señales de enfriamiento, el Central analiza si recalibrar el ritmo de crawling peg y el nivel de tasas para alinearlos con el nuevo nivel inflacionario.
Esta no será una gimnasia sencilla: en la city coinciden en que, si bien el plan de Sergio Massa para detener la escalada inflacionaria mediante un nuevo programa de control de precios parece haber sido efectivo durante noviembre, en diciembre la inflación estará por encima del 5% y este será un nivel que difícilmente pueda quebrar en los primeros meses de 2023.
Como primera medida, el Central pisó el freno en el nivel diario de devaluación, y salió a aclarar que no planea reducir la tasa de interés del nivel de 75% anual al que decidió llevarla en septiembre pasado.
La autoridad monetaria consideró que “mantener inalterada la tasa de referencia contribuirá a consolidar la estabilidad financiera y cambiaria y a reforzar la tendencia de gradual desaceleración de la inflación en el mediano plazo”.
De esta manera, los rendimientos de las colocaciones en pesos, que lograron ganancias reales por primera vez en un año el mes pasado, también serían positivos durante el último mes del año. “La sorpresiva reciente desaceleración en la inflación provocó que las tasas hayan sido considerablemente positivas en términos reales. En noviembre, la tasa de LELIQ pasó a rendir 15,6% (TNA) en términos reales, mientras que la tasa de la Lede a marzo rindió 20,4% (TNA) por encima de la inflación”, explicó Nery Persichini, de GMA Capital.
El economista añadió que la decisión del Central de dejar la tasa inalterada “ayudará a seguir conteniendo la inflación y especialmente al dólar financiero, deberá observarse con especial atención la dinámica de los pasivos remunerados y los intereses que genera, ya que ahora estos devengan intereses más rápidamente que la velocidad de la inflación”.
En esta misma línea, Fernando Marull, de FM y Asociados, afirmó que sería “poco prudente” encarar una reducción del nivel de tasas “porque rompería el equilibrio monetario en los próximos meses”. Además, estamos entrando en el Verano 2023, y ya sabemos que serán meses duros, con “muchos pesos” y “pocos dólares””.
Marull señaló que “el riesgo de bajar la tasa pronto es un salto del dólar paralelo” y que el Banco Central debería “confirmar una baja a 5% en diciembre y enero para “ensayar” alguna baja”. El dólar financiero retomó una relativa calma en lo que va de diciembre y acumula una suba en torno al 3% este mes, por detrás del aumento de los precios de la economía.
Fuente: clarin.com