En medio de la aceleración inflacionaria, la caída del poder adquisitivo y la economía “en negro”, el financiamiento al consumo muestra una caída cada vez más profunda. Retroceden los préstamos personales que otorgan los bancos a sus clientes y los gastos con las tarjetas de crédito.
Lo aseguró el Banco Central en su último reporte, con datos al mes de marzo. La caída de los créditos al sector privado (compañías e individuos) alcanzó al 13,8% interanual, en términos reales, descontada la inflación.
Dentro de ese total, el volumen de créditos personales otorgados por los bancos cayeron 18,8% entre marzo del año pasado y el último mes, lo que da una idea del retroceso del consumo.
Después de los últimos ajustes en las tasas de interés, el costo de un préstamo personal supera el 200% anual (costo financiero total) para los clientes preferenciales de los bancos. Aquéllas personas que cobran sus salarios en los bancos acceden a ese costo. Quienes no lo hacen pagan un costo promedio del 330%. Tres veces más que la inflación interanual.
La realidad de las tarjetas
El financiamiento con los plásticos también muestra una profunda caída. En marzo fue del 12,3% en términos reales (descontada la inflación interanual), siempre de acuerdo a los datos oficiales del Banco Central.
Hay una realidad: los bancos vienen siendo muy mezquinos a la hora de actualizar los topes de los clientes para gastar. Eso se viene dando desde 2020, cuando el BCRA le impuso una tasa regulada, y desde entonces las entidades financieras prefieren mudar a los clientes hacia sus préstamos personales, que tienen una regulación más beneficiosa para los bancos.
Por otra parte, las administradoras de las tarjetas cobran costos que los comercios se resisten a validar.
Si bien el costo de la comisión luce más bajo que en años anteriores -alrededor del 1,8%-, el problema que tienen los comerciantes es que las tarjetas recién le pagan a los 18 días hábiles. Prácticamente un mes más tarde de la venta.
En este contexto, crece la economía informal. Los comerciantes, cuando pueden, intentan vender en efectivo, con un descuento de entre 10% a 15% a sus clientes. Esa oferta, incluso, pueden compensarla a través de dos vías: un plazo fijo a 30 días, o bien comprando mercadería y adelantarse a la inflación.
Fuente: iprofesional