Los interrogantes políticos dominan el ánimo de los mercados. Las tasas altas y el dólar inquieto.
Incertidumbre electoral, inercia inflacionaria, dólares del campo, los del Fondo Monetario Internacional, las encuestas que dan aMauricio Macri en baja y las que dan a Cristina Kirchner mejor forman parte del complejo y sensible clima que se vive en los mercados.
Según algunos banqueros, el viernes empezaron a liquidarse dólares de las exportaciones de maíz y soja. El dólar estaba para arriba y, a esta altura, cualquier movimiento de la divisa es considerado un problema.
La perspectiva de un aumento de la oferta de dólares es concreta, pero la divisa no termina de estabilizarse y es difícil que lo haga cuando la inflación vuelve a jugar una mala pasada.En el mercado cambiario esperan que empiecen a ingresar los US$10.000 millones ansiados de las exportaciones del campo y los US$9.600 millones del Fondo Monetario que el Tesoro podría ir vendiendo a razón de US$60 millones por día.
El aumento del costo de vida de 3,8% en febrero abrió una nueva etapa y el 4% previsto para marzo consolidó la idea de que la baja de la inflación a menos de 2% mensual que se preveía para mayo ahora pasa a julio o agosto.
La inflación se cobra la factura del pecado original de una suba simultánea de dólar y tarifas de gas, luz y transportes. Después vino la suba de la carne y de las prepagas y los servicios privados. La inercia inflacionaria se adueñó del escenario y el Gobierno carece de credibilidad para intentar un corte. ¿Cuándo se frena?
La contracción monetaria con tasas altas pelea para contener al dólar, pero esa condición indispensable en el contexto actual se presenta insuficiente para frenar la inflación.
El Relevamiento de Expectativas de Mercado (el promedio de las opiniones de las consultoras y bancos) marcó un salto a 36% para la inflación anual, con un dólar terminando en $50 en diciembre y con tasa promedio de 65% en este abril que arrancó en torno a 68% anual.
En ese marco, los bancos empezaron a subir la tasa que les ofrecen a los depositantes, abriendo un abanico de posibilidades. Les pagan 53% anual a los depositantes grandes de más de 20 millones (también a la ANSeS), les ofrecen 40% a las empresas en cuenta corriente remunerada y entre 38% y 40% anual al promedio de los ahorristas.
Algunos bancos empezaron a incentivar los plazo fijos indexados por UVA (son a 90 días) para aquellos depositantes cuya necesidad futura sea de pesos, mientras que otros bancos los desalientan por no tener posibilidad de transformar esos depósitos en préstamos. La demanda de crédito está más abajo del piso.
Las preguntas repetidas en el mundo de los negocios son : ¿Se presentará Cristina Kirchner?, ¿se puede creer en las encuestas hoy?, ¿será Macri o Maria Eugenia Vidal?, ¿aguanta el dólar calmo hasta las elecciones?, ¿se mantendrá la calma cambiaria a fuerza de tasas altas?, ¿hay algún espacio para que mejore el consumo de la mano del aumento de las jubilaciones y las paritarias?
Las respuestas a las preguntas políticas son opiniones y pálpitos,ninguna con dosis alta de certeza. A las de origen económico se las contesta con números: los US$20.000 millones del campo y el FMI, las jubilaciones que están indexadas y la expectativa generada tras la idea de que el respaldo del Fondo Monetario (trascendió una reunión privada de funcionarios del organismo con banqueros locales en la que se trató el tema) se prolongará después de 2020.
El año próximo la Argentina deberá conseguir financiamiento por US$13.574 millones. Según banqueros y economistas, no es demasiado si el futuro gobierno se presenta amigable para los mercados pero creen que puede resultar una odisea en el caso de un regreso del kirchnerismo y los métodos del pasado.
Mientras tanto, en el tablero oficial es constante el monitoreo de los depósitos en el sistema financiero. La intención oficial de que las tasas de interés en pesos le ganen la carrera a la inflación y al dólar avanza a pesar del impacto que pueda generar en el ya caído nivel de actividad.
Intentar un freno a la inflación y ponerle algún peso adicional en los bolsillos de la golpeada clase media ganarán espacio en la acción oficial en las próximas semanas.