La escalada de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, la debilidad de ciertas economías emergentes (con serio impacto en sus monedas como Turquía y Argentina), junto a una ya perceptible disminución de la actividad económica en el bloque europeo, han contribuido a una desaceleración de la expansión mundial, especialmente en la segunda mitad de 2018. Se suma la cuota de incertidumbre que le otorga la salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit).
Mucho de lo anterior ha sido descontado el año pasado por los mercados, con rendimientos negativos en todas las clases de activos, y sin hacer distinción de acciones o bonos. Pero este año, el fuerte rebote en el precio de todos los activos de riesgo se remite a una política de la Reserva Federal más laxa para frenar -aunque sea en forma limitada- el impacto de lo inevitable en la mayor economía mundial. Lo que nos ratifica que los estímulos de liquidez son la mayor fuerza que en esta etapa impacta en la valuación de los activos.
Dentro de lo malo, un punto interesante es que los indicadores adelantados del ciclo que permiten anticipar la evolución del PBI, como las encuestas que realiza Markit a los gerentes de compra denominadas “PMI” y que poseen la misma metodología de un país a otro, nos estaría mostrando un piso a la caída en los valores actuales, sobre todo para Europa que había mostrado el mayor deterioro en el último año y medio, lo cual moderaría el riesgo a la mayor baja de actividad que plantea el FMI.
El Fondo Monetario Internacional publicó esta semana su informe anual Perspectivas Económicas Mundiales, en donde ofreció una pobre proyección sobre el crecimiento de la economía mundial para 2019 y advirtió que la actividad económica podría desacelerarse aún más antes que culmine el año. El organismo estima un crecimiento global de 3.3% este año y 3.6% en 2020, pero estas proyecciones reflejan un crecimiento más lento que el año pasado, y una baja de 0,2% en el estimado anterior para todo el corriente año. El FMI ha recortado su pronóstico de crecimiento global tres veces desde octubre pasado.
Según el Fondo, las economías desarrolladas se encuentran afectadas por el enfriamiento incluyen Estados Unidos, el Reino Unido y la Eurozona. Sin embargo, el FMI mejoró su pronóstico de crecimiento para China en 2019, citando los esfuerzos de Beijing está haciendo para sostener el crecimiento de su economía y los avances en la disputa arancelaria del gigante asiático con los Estados Unidos. El FMI dijo en su último informe que se proyecta que China crezca un 6,3% este año, cifra mayor que su previsión anterior de 6,2%.
China y los Estados Unidos han estado involucrados en una disputa comercial desde principios de 2018. Las dos economías más grandes del mundo por ahora han suspendido sus respectivas intenciones de aplicar nuevos aranceles mientras se acercan a un acuerdo comercial.
Estados Unidos ya ha renegociado un acuerdo comercial con sus socios limítrofes Canadá y México, y con su aliado asiático, Corea del Sur. La Casa Blanca también está reestructurando sus relaciones comerciales con la Unión Europea y Japón.
Latinoamérica, con flojas expectativas
Si bien los mercados emergentes crecerían en promedio 4,4%, Latinoamérica lo hará muy por debajo del promedio. Para nuestra Región, el FMI proyecta que el crecimiento de las economías latinoamericanas se recupere en los próximos dos años, a 1,4% en 2019 y a 2,4% en 2020. Latinoamérica será traccionada por México y, Brasil, pero por debajo de su potencial y con sendas caídas en los PBI de Argentina y Venezuela. En Brasil, el organismo proyecta que el crecimiento se fortalezca de 1,1% en 2018 a 2,1% en 2019 y un poco más para el año que viene, mientras que para México pronostica que el crecimiento se mantendrá por debajo del 2% durante los próximos dos años.
El Fondo, liderado por Christine Lagarde, proyecta que Argentina se contraerá en el primer semestre de 2019 debido a un enfriamiento de la demanda interna y volverá a crecer en el segundo semestre del año a medida que se recupere los ingresos de los argentinos y gracias a la producción agrícola que está en plena recuperación después de la sequía del año pasado. Hace tan sólo diez días, el Directorio del Fondo Monetario Internacional aprobó la tercera revisión del progreso económico de la economía argentina, desbloqueando así un desembolso de 10.750 millones de dólares.
Las economías se han desincronizado entre países y en especial dentro de una misma Región. La selectividad está a la orden del día y los inversores deberían prestar atención a los primeros signos de estabilización en algunas regiones que será clave para poder ponerle un piso a la caída de las expectativas a corto plazo.
Un riesgo adicional es el hecho de que la mayoría de las economías están altamente endeudadas y muchas con déficits fiscales, lo que les quita grados de libertad a la hora de buscar estímulos adicionales para fomentar crecimiento ya sea por vía monetaria o fiscal.
En ese contexto, los países más débiles siguen siendo aquellos con déficits gemelos, alta deuda y bajas reservas en relación a sus compromisos internacionales.
Por último, Argentina y Venezuela son los dos países de la Región cuya inflación está proyectada dentro de las diez más altas del mundo. El ciclo político aumenta el riesgo argentino, por lo que no debemos esperar una recuperación sostenida hasta que no haya un panorama más claro.
Fuente: ieco.clarin.com