- Los asesores del principal candidato a ocupar la jefatura de Estado, Alberto Fernández, ya dejaron traslucir en varias oportunidades que las restricciones al dólar no sólo llegaron para quedarse, sino que incluso podrían ser más intensas.
Justo después de las PASO, uno de los que aconsejó actuar rápido sobre la sangría de divisas que generan los viajes al exterior fue Felipe Solá, hoy señalado como posible titular de la Cancillería, ante un eventual triunfo del Frente de Todos.
La mención del “dólar turista” como instrumento para contener el déficit de ese sector trajo nuevamente al centro de la escena el debate sobre aquel conjunto de medidas que, en tiempos de Cristina Fernández, se utilizaban para lograr evitar que se siguieran diezmando las reservas, a través de una suerte de “devaluación indirecta”.
Y ahora que el macrismo depende de cada billete verde que hay en las arcas del Central, es una buena noticia para el Gobierno que el déficit se esté estabilizando.
“Aunque el saldo continúa siendo negativo, éste se redujo a la mitad. Son más los residentes que salen del país que los extranjeros que ingresan: en los primeros siete meses de 2019, la brecha fue de poco más de 660 mil personas, mientras que en el mismo periodo de 2018 fue más de 1,4 millones de viajeros”, destacan desde la consultora Ecolatina.
Sin embargo, ¿es sostenible esta tendencia? ¿Alcanza un dólar a poco más de $60 para que se siga achicando el déficit de la balanza turística, en un contexto en el que la inflación anual supera el 50%?
Y, otro punto que es importante, ¿es suficiente el factor tipo de cambio por sí solo en un contexto en el que crece el temor a futuras restricciones sobre el mercado cambiario tras la eventual llegada de la fórmula Fernández-Fernández al poder?
El dato clave es que, por estos días, la coyuntura económica y política no solo no paralizó a las empresas del sector turístico (especialmente a aquellas que operan con viajes y paquetes al exterior) sino que hay quienes ya hablan de una incipiente reactivación por temor a la irrupción de mayores controles sobre el dólar.
Así, más argentinos buscan anticiparse y cerrar la contratación de sus vacaciones para la temporada 2020, poniéndose parcialmente a resguardo de una potencial devaluación o de restricciones que terminen encareciendo el costo de viajar al exterior.
Julián Gurfinkiel, co fundador de Turismocity, aseguró a iProfesional que “estamos teniendo un muy buen nivel de búsquedas en la plataforma”.
“En agosto, al día siguiente de las PASO, tuvimos un pico de consultas en el sitio. Septiembre, que pensábamos que iba a ser un mes muy malo, nos sorprendió: el volumen de usuarios buscando opciones para viajar fuera del país en el verano creció un 35% respecto del mismo mes del año pasado. Y en la primera semana de octubre estamos registrando un crecimiento interanual del 40%”, plantea el directivo.
“Incluso, estamos viendo que a través del sitio hay gente que ya está contratando viajes de cara al próximo mes de julio”, acota.
Una parte de esa tasa de variación responde al crecimiento que experimentó la propia compañía en el mercado interno, un metabuscador de vuelos y paquetes. Pero indudablemente, para Gufinkiel, esto también obedece a una estrategia de cobertura por parte de los usuarios.
“Gran parte de este movimiento está explicado por gente que está tratando de asegurarse las vacaciones 2020, fijando ya el precio del dólar y con la ventaja de que todavía hay vigentes algunas promociones y planes de cuotas sin interés”, amplía sobre las razones por las cuales creció el tráfico en el sitio.
Por su parte, Diego Barón, director general de Marketing de Universal Assistance, también hace referencia a la incertidumbre que genera el tema cambiario como uno de los motores de esta recuperación que está comenzando a verse: “El viajero se cubre en dólares. Y lo hace comprando anticipadamente su pasaje; pagando su hotel, optando en este caso por sitios que cobran en el momento y no en el momento del check-in, para no quedar atrapado en una nueva suba de la divisa; alquilando su auto y también comprando asistencia al viajero”.
“En este sentido, estamos presenciando una anticipación de compras muy importante”, afirma.
Desde Ecolatina plantean que el nivel del tipo de cambio real (cuán caro o barato es un país en relación a otros) es uno de los factores que determina el flujo del turismo internacional.Barón asegura que están viendo plasmados en los números esta tendencia: “Por la crisis que afecta actualmente al país, y de cara al futuro, hoy el público está anticipándose y contratando asistencias para cubrirse en dólares. Lo notamos en las métricas. De hecho, los niveles para 2020 están en niveles importantes e incluso tenemos asistencias vendidas que vencen en 2021”.
Y si bien casi siempre se cumple la regla de que cuando aumenta el dólar, cae la salida de argentinos, hay antecedentes recientes de que en un contexto así parte de los consumidores encuentran incentivos para ir en dirección contraria.
Desde la consultora mencionan, por ejemplo, lo ocurrido en 2016 cuando “la cantidad de argentinos que viajaron al exterior se incrementó”, de la mano de turistas que se habían adelantado a las expectativas de devaluación que había ante el cambio de gobierno.
Igual se cuida el bolsillo
Detrás de esta expansión en volúmenes, hay un factor clave como contracara de esta incipiente tendencia: aquellos que planean viajar, además de asegurarse un valor de la divisa, también buscan acomodar su destino a un contexto de crisis.
Esto implica, según detallan desde Turismocity que si bien entre septiembre y octubre hay un mayor número de usuarios que seleccionaron viajes o paquetes al exterior respecto del año pasado, los mismos están privilegiando destinos más económicos, en términos de dólar.
“El ticket promedio a esta altura de 2018 era de u$s1.200 y ahora estamos en un nivel de u$s800”, explica Gurfinkel.
Esto implica que en octubre de 2018 el ticket promedio era del orden de los $48.000 al tipo de cambio oficial de ese entonces. Es el mismo monto que en la actualidad, a nivel nominal, pero lógicamente más bajo en términos reales, por la alta inflación acumulada durante los últimos 12 meses. Este cambio de mix está dado por turistas que cambiaron de destinos (muchos de los que iban al Caribe optaron por Brasil, por ejemplo), otros que contrataron hoteles de menor categoría o, incluso, resignaron servicios.
Sucede que así como otros años destinos exóticos como Dubai, Tokio o Australia eran las vedettes, los turistas ahora se amoldan a los tiempos que corren.
En esta línea, Sebastián Mackinnon, gerente general de Argentina y Uruguay de Despegar, anticipa a iProfesional que “para los destinos domésticos vamos a seguir con Ahora 12, ofreciendo 12 cuotas sin interés en paquetes, escapadas, hoteles, autos y actividades”. “Y sobre los destinos internacionales vamos a poner el foco en Brasil con paquetes a precios promocionales y con financiación”, completa.
Barón, de Universal Assistance, también hace referencia al tema bolsillo: “Estamos siendo muy agresivos comercialmente y sobre todo en la variable precios: hace unas semanas ofrecimos descuentos de un 50% en muchos productos”, con lo cual si bien en volúmenes están registrando un alza, en divisas el monto de las operaciones disminuyó.
Es decir que el adelantamiento de compras a modo de cobertura frente a un posible salto del billete verde y la elección de destinos o servicios más económicos forman parte del combo de variables que está eligiendo parte de la clase media para no resignar viajar al exterior.
¿Qué pasará con el déficit?
La realidad es que el déficit por gastos con tarjeta en moneda extranjera y viajes al exterior se fue achicando considerablemente tras el salto del billete verde, la profundización de la crisis económica y los ruidos que llegaron de la mano de la incertidumbre política.
En concreto, por gastos con plásticos en dólares y turismo emisivo se fueron entre enero y agosto u$s5.275 millones, unos u$s2.900 millones menos que en igual período de 2018; en tanto que el saldo del sector arrojó un déficit de u$s3.860 millones, un 40% menos que el registro del año anterior.
De cara a lo que resta del año, sin embargo, la expectativa es que el rojo sectorial se ubique en torno a los u$s5.000 millones. Es cierto que serían u$s3.000 menos que el de 2018. Pero igualmente se trata de una cifra elevada para una economía que cuenta cada billete de dólar que hay en el mercado.
Fuente: iprofesional.com