Del informe, al que pudo acceder Ámbito, surgen varias contradicciones del propio FMI pero una sola conclusión: el objetivo último es, siempre, un ajuste fiscal, y atando a este, la “eliminación de presiones fiscales”.
Cambiar algo para que nada cambie. ¿O esta vez será distinto? El Fondo Monetario Internacional (FMI) que conduce Kristalina Georgieva pareciera seguir utilizando el viejo manual de procedimientos que tantas penurias le trajo a la Argentina, o mejor dicho, a un sector de la sociedad argentina, especialmente los de menores recursos.
En un análisis de la economía colombiana realizado para balizar un acuerdo en el 2019, el organismo el recomendó al gobierno de Iván Duque que elimine los subsidios a los combustibles y recorte los subsidios a la energía eléctrica mediante una estrategia de “segmentación por ingresos”, a pesar de reconocer en el mismo informe (pero en otro apartado) que esos mismos subsidios no representaban una gran erogación en términos proporcionales al producto bruto comparado con otros gastos. El objetivo no era otro que lograr el consabido equilibrio fiscal, ante la posibilidad de que las cuentas públicas colombianas incumpliesen las metas del déficit para aquel año.
La historia, en versión reducida, cuenta que a mediados del año 2019 Colombia rubricó un acuerdo para obtener financiamiento del FMI. Ese acuerdo tenía, desde su génesis, el componente de “condicionalidad” que suele imponer el propio Fondo para cerciorarse que ningún programa pueda salirse de “lo acordado”. Por ende, se incluyeron una serie de observaciones entre las que se encontraban las clásicas “recomendaciones” de reformas estructurales. Allí aparecen los subsidios.
Por ejemplo, para los combustibles, el FMI recomienda “despolitizar el sistema de fijación de precios”. Para ello solicita que se utilice un promedio ponderado de los precios de paridad de exportación y de paridad de importación.
Lo notable es que el propio FMI parece acercarle al gobierno de Colombia una receta particular para reducir los subsidios de la energía eléctrica, muy parecida a la que el ministro Martín Guzmán negocia para la Argentina: la segmentación.
Del informe, al que pudo acceder Ámbito, surgen varias contradicciones del propio FMI pero una sola conclusión: el objetivo último es, siempre, un ajuste fiscal, y atando a este, la “eliminación de presiones fiscales”.
Por ejemplo, el informe señala que “los subsidios a los precios de la electricidad son distorsivos y sus costos económicos son mayores que sus costos fiscales” argumentando que “las tarifas eléctricas bajas alientan el consumo excesivo de los hogares y reducen incentivos para adoptar comportamientos de ahorro energético”. Como se dijo, tras recomendar la eliminación de los subsidios, lo interesante del caso, es que en otro apartado reconoce el costo totalmente marginal que implica esta política, es decir, solo 0,3% del PBI como parte del déficit.
Por otro lado, el propio FMI se mete de lleno a analizar la estructura de subsidios considerando que solamente sería aceptable utilizarlos para los hogares que se ubican por debajo de la línea de pobreza a través de una tarifa social y pidiendo una tarifa plena para el resto del universo de hogares, e incluso criticando a los municipios que no actualizan sus registros para poder segmentar de acuerdo al nuevo esquema. “Alrededor de un tercio de los subsidios totales a los precios de electricidad actualmente beneficia a hogares de los cuatros deciles superiores del ingreso a causa de un sistema de focalización basado en estratos que no toma en cuenta la distribución del ingreso”, señala y agrega “más de 90% de los hogares reciben subsidios a los precios de electricidad y un tercio de ese porcentaje pertenece a los cuatro deciles superiores del ingreso…”.
Además, sugiere actualizar y recortar esa estructura toda vez que “… la asignación de estratos se basa solamente en las características exteriores de las viviendas y no toma en consideración variables asociadas con los ingresos de los hogares, Además, los municipios son responsables de actualizar el sistema de estratos, pero muchos no lo hacen…”
Conviene aclarar que, en el caso de Colombia, la existencia de subsidios cruzados en la electricidad está permitido (los hogares de ingresos más altos compensan con tarifas más altas a los de ingresos más bajos), en la Argentina ese esquema no lo está.
Fuente: ambito