La fuerte suba de las tasas de interés que el Banco Central aplicó en la tarde del jueves tendrá impacto en el bolsillo de los consumidores que tengan deudas con sus tarjetas. Que por alguna razón no puedan afrontar el pago total del vencimiento. Por primera vez en los últimos años, ese costo supera el 100% anual.
En promedio, el costo financiero total (CFT) para refinanciar el saldo de las tarjetas de crédito rondará el 105% anual a partir de hoy.
Se trata de un costo que hace apenas un mes se encontraba en el 86,8% anual promedio en los bancos líderes.
Eso ocurrió por las sucesivas alzas de las tasas aplicadas por el Banco Central en las últimas dos semanas. La tasa nominal anual, que a principio de julio se ubicaba en el 57% anual, ahora saltó al 71,5% nominal anual.
De todas formas, hay que tener en cuenta una cuestión: la aceleración inflacionaria abre la posibilidad a que la inflación de este año se acerque -o incluso supere- el 90%, con lo cual el nuevo costo para refinanciar las tarjetas supera apenas por unos pocos puntos la proyección inflacionaria para este 2022.
El problema es que muy difícilmente los salarios mejoren en un porcentaje similar. Dicho de otra manera: es muy probable que los ingresos de los trabajadores queden por detrás de la inflación. Y más atrás, obviamente, que el costo para refinanciar las deudas.
Un problema adicional: los bancos
El problema es que los bancos vienen recortando los límites de las tarjetas, con lo cual a muchos clientes no les queda otra alternativa que recurrir a un crédito personal para patear su deuda hacia adelante.
Los bancos dejan de financiar a través de las tarjetas de crédito y ofrecen a sus clientes otros préstamos -más lejos de la regulación del Banco Central-, que resultan más onerosos para quien no llega a fin de mes o necesita dinero circunstancialmente.
Existe básicamente por la pereza de los bancos a la hora de actualizar los límites de financiación de los clientes.
Las entidades financieras les dan más aire a sus mejores clientes, aquéllos que acrediten sus salarios, por ejemplo. Y dejan sin actualizar -o bien lo hacen por debajo de la inflación- en aquellos casos donde el compromiso comercial es menos valioso.
En los casos de las tarjetas corporativas, la situación también se fue complicando. Sobre todo para las Pymes. Un par de empresas comentaron a iProfesional el listado de pedidos que le hicieron llegar desde dos bancos distintos. Uno de capital nacional y otro extranjero. Las condiciones incluían: la presentación de los últimos tres balances y el acta de las respectivas asambleas de accionistas.
Aquellas pequeñas y medianas compañías que en los últimos dos años no se endeudaron con los bancos, ahora sufren restricciones para que les actualicen los montos máximos para utilizar las tarjetas corporativas.
Fuente: iprofesional