ECONOMÍA – Los números del espanto por la sequía condenan a una economía que empeorará antes que mejorar

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La escasez de dólares redundará en una economía más recesiva (por acentuar el cepo) y un Banco Central que entregará el mandato (en diciembre) con las manos vacías

La sequía no da tregua y el peor de los mundos parece estar corroborándose: faltarán muchos dólares este año. Las nuevas estimaciones en el sector (Bolsa de Rosario) hablan de que esta cosecha aportará US$ 20.000 millones menos que la del año pasado. Ahora, otras fuentes del sector como CREA, una asociación civil sin fines de lucro integrada y dirigida por empresarios agropecuarios, dice que el número estará en torno a los US$ 25.000 millones de pérdida en 2023.

Sea como fuere, las lluvias que se esperaban para febrero llegaron en muy bajo caudal y las altas temperaturas que se mantienen en marzo terminaron por condenar la suerte para un Gobierno que, más allá de su mala praxis, tampoco liga.

La escasez de dólares redundará en una economía más recesiva (por acentuar el cepo) y un Banco Central que entregará el mandato (en diciembre) con las manos vacías. El drama cambiario, más allá de que Sergio Massa aceleró el canje para encapsular las presiones desde los pesos, sigue latente.

“Lo de las reservas es algo muy complicado. Si el Gobierno se queda sin reservas, no tiene a dónde ir a buscar más dólares. Esa es la mayor amenaza y se vuelve más difícil por una sequía que es la mayor en 20 años, peor que la de 2018, cuando Mauricio Macri tuvo que devaluar”, dijo Miguel Kiguel, director de Econviews, durante un webinar de Adcap Grupo Financiero.

Lo obvio es que el oficialismo cerrará aún más las compuertas para los importadores. En los últimos días surgió un curioso análisis sobre el “exitoso” SIRA en medio de artículos periodísticos donde se denunciaban pedido de coimas de funcionarios. Matías Tombolini, el secretario de Comercio, estuvo operando para que se transmitiera que el sistema que regula las importaciones funciona aceitadamente y que todos los que piden dólares, lo obtienen. Pero el Dineylandia de Tombolini choca con la realidad. Todos los relevamientos (incluído el último de la Cámara Argentina de Comercio) muestran completamente lo opuesto.

Sea como fuere, y dado que las reservas son hoy las mismas que cuando Massa asumió como ministro, la pregunta que surge es qué pasará si el Gobierno se queda sin reservas. “Mi sensación es que todavía tendremos muchos tipos de cambio y que no va a haber una devaluación. Lo que vamos a tener son muchos tipos de cambio: un dólar soja 3 que va a ser $67 mayor al actual, puede haber otro dólar para el turismo, donde se pierden US$ 500 millones por mes, se habla ahora del dólar Malbec…Pero no van a devaluar el oficial. Van a continuar creando tipos de cambio y mandarán turismo, importación y exportaciones: es una devaluación de hecho, pero no la van a llamar así para preservar la narrativa”, explicó Kiguel.

Un 2023 sin dólares y con el riesgo electoral que va a ir creciendo es un mal augurio para una economía que muestra señales por todos lados de estancamiento. Todavía el mercado no tiene priceado del todo los efectos de la sequía en el PIB, pero según el último REM prevén una economía recesiva este año.

“Va a haber recesión y una inflación del 100%. La pregunta es si Massa podrá mantener el ajuste fiscal que viene haciendo vía la licuación del gasto o la política lo mandará a tirar pesos para las elecciones. Me inclinaría a pensar que el oficialismo ya sabe que pierde las elecciones y es muy riesgoso emitir y que se espiralice más la inflación”, señala el ejecutivo de un banco privado que estuvo reunido con Economía por el canje de bonos en pesos. “Massa entiende perfectamente que el margen de acción es nulo para hacer otra cosa que ésta”, agregó.

El panorama luce complejo, incluso desde el exterior. En Estados Unidos hay escepticismo con Argentina. Para los operadores, el 2023 está jugado y en lo que se piensa es en la nueva administración. Alberto Bernal, estratega jefe de XP Securities, cree que el mercado no tendrá consideración por el país y esperará a ver políticas agresivas desde el primer minuto del próximo gobierno para empezar a creer.

“La única forma de cómo lo va a lograr es mostrando que va a hacer las cosas bien. Y eso será cuando pueda mostrar un superávit fiscal sostenido, con una intención clarísima de llegar a una capacidad de reducir la deuda sobre el PIB. Y llegar a eso es con superávit fiscal varios años. Hasta que no logres eso no habrá acceso al mercado”, alertó.

El banquero, que sigue a Argentina desde hace más de 20 años en Wall Street, afirma que no hay margen para el gradualismo, ni fiscal ni cambiario. “Argentina no tiene el beneficio de la duda. Lo único que funciona es el delivery y ver para creer, porque no hay confianza. Si el próximo Gobierno quiere sacar al país de este espiral tan complicado, hay que arreglar los problemas inmediatamente así sea extremadamente doloroso”, sostuvo Bernal.

Pero en la oposición saben que no será sencillo.

Si son gobierno a partir de diciembre del 2023, encontrarán una economía en estanflación, sin dólares, y con una bola de nieve de pesos que podría gatillar una corrida en cualquier momento. Por eso el canje de Massa generó tanto malestar en Juntos por el Cambio: fue el acta de defunción de cualquier idea de levantar el cepo rápidamente.

Si bien Hernán Lacunza y Luciano Laspina ya venían advirtiendo que unificar no sería de un día para el otro, los vencimientos que el Gobierno pateó para la próxima administración lo hace más difícil.

En la City circuló las estimaciones de Empiria, la consultora de Lacunza: prevé que en 2024 vencerán sólo en deuda en moneda local el equivalente a US$ 37.000 millones, lo que equivale al 10% del PIB. Esa bola de vencimientos en pesos que tendrá que enfrentar ni bien llegue el próximo Gobierno resulta de suponer un nivel de rollover del 80% en 2023 para la deuda actual. Y las obligaciones en dólares insumirían desembolsos de US$ 6.600 millones en 2024.

Fuente: el economista