Pasaron casi cuatro meses desde que el Gobierno propuso una nueva emisión de máxima denominación, que sufrió una notoria erosión en su poder de compra debido a la inflación y la devaluación
El 2 de febrero de este año fue anunciado el lanzamiento de un nuevo billete de máxima denominación en Argentina, de 2.000 pesos. La decisión fue tan tardía como lógica: el avance de la inflación dificulta cada vez más las transacciones en efectivo, por la gran cantidad de billetes necesarios.
Sin embargo, la salida a la calle de un nuevo billete es un proceso que insume meses, entre el diseño, la puesta a punto de toda la cadena del sistema financiero, su impresión y distribución. Así, la velocidad del incremento de los precios en la Argentina se “comió” gran parte del poder de compra del billete de $2.000 aún antes de salir a la calle.
Si se toma como referencia la inflación, con un IPC estimado por las consultoras privadas en torno a 9% para mayo, la suba generalizada de los precios acumuló un 35,7 por ciento. Los $2.000 al 1 de febrero van a equivaler unos 1.286 pesos a fin del mes en curso.
Si se toma en cuenta la devaluación oficial, el dólar mayorista costaba $187 el 31 de enero y -según los contratos de dólar futuro en ROFEX- cerrará mayo a 239,30 pesos. Esto es una suba del tipo de cambio del 27,7 por ciento. Según esta tasa, el billete de $2.000 va a representar a fin de este mes lo que hace cuatro meses eran 1.446 pesos.
Si se toma como referencia la evolución del índice UVA (Unidad de Valor Adquisitivo) el instrumento financiero creado para indexar los créditos hipotecarios, éste aumentó un 27,2% desde 194,58 del 31 de enero a 247,42 el 23 de mayo de este año. Según los UVA, el billete de $2.000 al momento de su anuncio representa hoy 1.456 pesos.
Medido por dólar “blue”, el billete de 2.000, que hace cuatro meses compraba USD 5,25 ahora compra solamente 4,07 dólares. Sucede que la suba del dólar libre fue en el período de 28,9%, desde los $381 del 31 de enero a los $491 este martes. Con esta referencia “dolarizada”, los $2.000 del día de su anuncio se redujo después de cuatro meses a 1.422 pesos.
Fuente: Diego Giacomini.
El economista Diego Giacomini que por poder de compra, los $2.000 en el inicio de febrero equivalen a fines de mayo unos $1.480, mientras que si se tiene en cuenta una inflación constante en torno al 9% de acá a fin de año, la flamante emisión tendrá un poder de compra similar a los $809 de comienzos de febrero. Eso quiere decir que ya para fin de año el billete de máxima denominación tendrá menos valor que el billete de $1.000 en febrero pasado, cuando éste era el de máxima denominación.
Co proyecciones propias sobre la evolución del dólar “blue”, Giacomini estima además que el billete de $2.000 servirá para comprar solo USD 2,2 a la cotización libre a fin de año, que, en síntesis, es lo que compra hoy el billete de $1.000 en el mercado paralelo (USD 2,03 a una paridad de $491 por dólar).
Un análisis de Salvador Vitelli, jefe de Research de Romano Group, comparó el valor de los billetes argentinos en el momento de salir a la calle y su pérdida de poder de compra en función de la inflación. Precisó que desde el momento de su lanzamiento hasta abril de 2023, el Billete de $100: hoy serían $34.300; el Billete de $200: hoy serían $3.000; el Billete de $500: hoy serían $8.000, y el Billete de $1.000: hoy serían $12.000. Por eso concluyó que es “increíble lo dañino de la inflación” y explicó que la emisión “de $2.000 no tocó la calle pero ya comenzó a perder valor”.
“Hay una corriente de opinión que desea devaluar para recuperar la rentabilidad perdida. Desde nuestro punto de vista están incurriendo en un grave error. Devaluar el signo monetario es condición necesaria pero no suficiente, si desean lograr un efecto positivo en el sector agroexportador, hay que bajar tributos, lograr equilibrio fiscal -menos inflación- y luego devaluar el signo monetario para buscar el equilibrio. Los que crean que solo se gana competitividad devaluando están totalmente equivocados”, advirtió el analista y asesor de negocios Salvador Di Stefano.
Aunque los contratos del dólar futuro en ROFEX bajan este martes por sexta jornada consecutiva, la expectativa de devaluación sigue alta y firme de caras a un recambio presidencial en diciembre de 2023. Nicolás Simonetti, Oficial de Negocios de Liebre Capital, observó que “no despeja lo que viene ‘priceando’ (trasladando a precios) el mercado desde agosto, un salto discreto del dólar, una tasa nominal anual de devaluación implícita de 140% en el tipo de cambio A3500 que está por encima del ritmo de devaluación crawling peg de 75% a 85% de tasa nominal anual”.
Fuente: infobae economico