Se espera una mayor ralentización de la mejora de la actividad, ya que aumentará el costo del financiamiento para hacer inversiones, y porque bajarán los precios de las principales exportaciones argentinas, es decir, granos y petróleo.
La crisis financiera global, desatada por las señales de una posible recesión en Estados Unidos y por la sorpresiva suba de la tasa de interés en Japón, impacta de lleno en la Argentina por varios frentes y le suma una dosis de incertidumbre a una economía frágil, que no tiene reservas en el Banco Central (BCRA) para amortiguar los efectos.
Por lo tanto, se espera una mayor ralentización de la recuperación económica, ya que aumentará el costo del financiamiento para hacer inversiones, y porque se prevé que seguirán bajando los precios de las principales exportaciones argentinas (granos y petróleo).
La mayor incertidumbre a nivel global generó automáticamente un aumento de las tasas de interés, que se ve reflejado en la Argentina en un incremento del riesgo país, que escaló nuevamente por arriba de los 1700 puntos básicos. Esto significa que, si el Estado argentino quiere pedir un crédito internacional, se le cobrará por lo menos una tasa de interés de 20% en dólares.
Para el sector privado la situación es similar. Si bien hubo varias empresas que pudieron salir al mercado en los últimos meses a colocar deuda en dólares (sobre todo las que están ligadas a la exportación), una suba de tasas internacionales impactará en los costos de financiamiento, haciendo menos rentable los proyectos de inversión.
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El encarecimiento del crédito, a su vez, sucede luego de que el Poder Ejecutivo aprobara el régimen de incentivo de grandes inversiones (RIGI), el instrumento con el cual busca impulsar la actividad económica y aumentar la llegada de dólares.
El impacto más directo de la crisis, sin embargo, es la caída de la cotización de la soja, que, con un valor por debajo de US$380 la tonelada, llegó a los niveles que tenía en los primeros dos años del gobierno de Mauricio Macri.
En los nueve meses de gobierno de Javier Milei, el precio de la soja cayó más de US$100 por tonelada, lo que equivale a US$5000 millones menos de exportaciones anuales en un año normal, como explicó la consultora 1816.
Los menores valores de las commodities que la Argentina exporta (además de soja, trigo, maíz y petróleo) afectan de manera directa a las reservas netas del Banco Central, que se calculan negativas en US$3000 millones.
La falta de dólares, a su vez, le coloca mayor presión a la política monetaria que aplica el Banco Central, que se mantiene inflexible al devaluar a un ritmo de 2% mensual desde diciembre, pese a que la inflación fue mayor y a que Brasil se vio forzado a devaluar su moneda, al igual que otros países emergentes (México, Colombia, Sudáfrica, Turquía y Chile).
Si bien en la Argentina hay un riguroso control de cambios, que imposibilita la salida de capitales y amortigua el impacto financiero internacional en el dólar, la apreciación de la moneda frente a la región vuelve al país menos competitivo, en un contexto en el cual no hay reservas.
Rodrigo Nespolo
“Hay que ser bastante cautos al evaluar los efectos. Hace tiempo que la economía estadounidense se encuentra frente a esta posible ocurrencia de una recesión. Los indicadores de la semana pasada no fueron los que se esperaban y esta es la repercusión que hoy tenemos a nivel mundial”, dijo Lucrecia D’Jorge, economista de la Bolsa de Comercio de Santa Fe, quien añadió: “La peor noticia para nuestro país es el incremento del riesgo de crisis, porque se necesita financiamiento para poder consolidar la recuperación de la actividad económica que vimos en el segundo trimestre y eso es lo más preocupante. Hay que ver igualmente cómo decanta esto y cuáles son las decisiones en materia política económica que se adapten al contexto internacional”.
Por su parte, Gabriel Caamaño, de la consultora Outlier, dijo que el yen “era la moneda en la que se financiaba el carry trade por excelencia”, y analizó: “La suba de tasas de interés en Japón encareció el endeudamiento en esa moneda y gatilló una corrección de carteras, que hace que se deterioren los precios de los activos a nivel global y que crezca la aversión al riego. Nadie quiere estar en activos riesgosos y se deprecian las monedas de los emergentes. En este contexto, la estrategia económica local de crawling peg ya tenía presión por el lado de la baja de los precios de las commodities y ahora eso se le suma la mayor presión por el lado de la devaluación de las monedas emergentes. Para la Argentina sin duda es un contexto internacional más desafiante con una estrategia que ya venía media forzada, y que ya había dejado de fluir por el lado financiero y por la acumulación de reservas. Además sucede en un momento en el que la economía real estaba empezando a recuperarse, entonces es una mala noticia”.
Por su parte, Lorenzo Sigaut Gravina, economista de la consultora Equilibra, indicó: “El contexto internacional venía complicándose para la Argentina y esto es un cimbronazo financiero internacional, que no sabemos si se va a contener o va a ser un episodio de volatilidad. Esto complica mucho la estrategia oficial, sobre todo en lo cambiario, porque el Banco Central está con reservas netas por alrededor de -US$4000 millones”.
“Este escenario obviamente hace todo más complicado y tensiona al alza la brecha, a la baja las reservas y hacia arriba el riesgo país. Es un combo complejo, que quizás a fin de esta semana vemos que fue solo un cimbronazo y no pasó a mayores, pero el hecho de que haya mayor volatilidad y devaluación de las monedas emergentes, complica la estrategia cambiaria del Gobierno. Veremos cómo se va digiriendo todo esto, pero claramente hay más incertidumbre y un escenario más complejo”, agregó Sigaut Gravina.
Fuente: la nacion