La situación es crítica en la zona núcleo, con ganado que se manda antes a faena o mortandad por golpes de calor. Cae, además, la cría de terneros.
Los datos son cada vez más alarmantes y las consecuencias no están tardando en llegar. Producto de la sequía que afecta a las principales zonas productivas de la Argentina, el 50% del stock vacuno nacional se encuentra en riesgo y esto se traduce en nada menos que 30 millones de animales. La falta de precipitaciones no solo está incrementando la faena a pasos acelerados sino también a la posibilidad de cría de terneros, lo que en el mediano plazo puede repercutir en el precio de la carne y en la disponibilidad del producto en el mercado interno.
Desde el Mercado Ganadero de Rosario (Rosgan) explican: “Según el último informe de la Mesa de Monitoreo de Sequías, integrada por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca y organismos oficiales, hasta el mes pasado la seca afectaba de manera severa unos 22 millones de hectáreas, involucrando aproximadamente un tercio del stock nacional, unos 18,57 millones de cabezas localizados en la zona central de la región pampeana -norte de Buenos Aires, sur de Entre Ríos, centro sur de Santa Fe y centro de Córdoba-. Sin embargo, las lluvias siguen posponiéndose y la situación se torna cada vez más crítica. Muchas de las zonas marcadas hasta entonces bajo condición de sequía moderada e incluso leve, hoy se encuentran en situación límite dado el escaso nivel de reservas que acumulaban y las elevadas temperaturas que se vienen sucediendo”.
Así, actualmente serían 30 millones los animales que sufren los efectos de la sequía. “En tanto, comienza a reportarse mortandad de hacienda y un mayor porcentaje de vacas vacías que por su estado no solo llegan a ingresar al ciclo reproductivo, sino que tampoco están pudiendo criar a los terneros”, detallan desde el Rosgan.
La otra consecuencia directa es que cada vez son más los animales de los campos que ingresan a faena, en una decisión difícil para el productor porque no cuenta con pasturas para la alimentación animal. Durante noviembre, poco más de 1,19 millones de animales fueron enviados a faena, un 6% más que lo remitido el mes previo y un 7% más que lo enviado en noviembre del año pasado.
“A este dato, se suman los animales que, aun trabajando a pérdida, siguen encerrando los feedlots para su terminación a grano. Si bien aún no se dispone de la estadística de ingresos efectivos a los establecimientos de engorde, durante el último mes, el dato elocuente es la cantidad de animales declarados en stock al primer día de diciembre. Según datos informados por Senasa, este número asciende a 1,6 millones, apenas un 4,5% menos que lo registrado el mes previo, es decir, una carga aún demasiado elevada para la época del año y la gravosa situación que enfrenta el feedlot. Otro dato de alto impacto, es la cantidad de vacas que siguen remitiéndose a faena, algo que podría acrecentarse en los próximos meses en caso de no revertirse la actual situación climática. Según datos del Senasa, durante el último mes 183.832 vacas fueron enviadas a plantas de faena, lo que resulta un 12,7% más que lo registrado el mes previo, en momentos en los que estacionalmente la faena de vacas debería comenzar a decaer”, adelantan desde el Rosgan.
En tanto, las últimas proyecciones dadas a conocer por la Organización Meteorológica Mundial, sostienen con una probabilidad del 75% que “La Nina” se sostendría hasta el segundo mes de 2023. Recién a partir de marzo comenzaría a generarse un cambio de tendencia hacia la neutralidad. Por lo tanto, aún restan transitar tres meses, que a la luz de los pronósticos podrían ser críticos para la ganadería.
En este marco, los productores ganaderos afectados por la sequía piden asistencia de las provincias y el Estado nacional para salir a flote. La declaración de emergencia agropecuaria en diversos municipios puede leerse como una ayuda acotada y por eso en el sector piden aportes no reintegrables, entre otros puntos.
En tanto, sobrevuela el interrogante de cómo seguirá el stock nacional bajo este escenario porque también se complica la cría de terneros y la tasa de preñez de las vacas. Un panorama complejo que en definitiva podría impactar de lleno en los precios de la carne de cara al próximo año.
Fuente: ambito.com