ECONOMÍA – Ómicron en las pyme: explota el ausentismo y hay “miedo” entre los empresarios

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Las empresas trabajan en promedio con un 20% menos de personal por los contagios. Las ART dejan de considerarlo una enfermedad laboral. Discusiones por el vacío legal.La primera y segunda olas de Covid llevaron casi al colapso al sistema sanitario. La tercera está a punto de internar en terapia intensiva a las pymes.

“Estuve en un cumpleaños el sábado y hay casos”, “mi hermana dio positivo”, “tengo síntomas me voy a aislar”. De un día para otro el teléfono de los encargados de personal explotó de mensajes tan preocupantes como difíciles de comprobar. Y ya está poniendo en jaque pedidos, servicios y hasta obligando al cierre temporal de comercios que no tienen empleados para atender.

Según un relevamiento realizado por Industriales Pymes Argentinos (IPA), el ausentismo ronda el 20% en las pequeñas y medianas empresas.

“Nosotros somos cinco, dos chicas en la cocina, dos mozos y yo en la caja. El sábado una de las cocineras empezó a sentirse mal, se fue a su casa y el lunes estaba confirmado que tenía Covid. Habíamos estado todos juntos, algunos teníamos moco y dolor de cabeza. No tuvimos otra que cerrar por diez días”, dice el encargado de una confitería en Barracas que estuvo toda la semana con el cartel “Cerrado por Covid” colgado en la persiana.

“La situación es preocupante”, califica Daniel Rosato, presidente de IPA. El industrial explica que después de las fiestas los casos se dispararon y prevén que la situación empeore con el recambio de vacaciones de los empleados. “Ahora estamos con un 20% menos, pero la situación va a empeorar en las próximas semanas. Un trabajador capacitado no se puede reemplazar de la noche a la mañana. Eso va a afectar no sólo a la producción sino a la economía en general”, advierte.

Marcelo Fernández, presidente de la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA), coincide: “no sólo nos pasa a las pymes. Si en una plantilla de 50 o 100 empleados es una situación grave, imagínate lo que le cuesta a una empresa grande que tiene mil. Obviamente, ese es un costo que se traslada a los precios. Nosotros recibimos insumos más caros y termina llegando al producto que compra la gente”, explica.

Los empresarios se quejan, además, de que a partir del 1° de enero dejó de regir la resolución 10/2021 de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo que incluía al Covid-19 como una enfermedad laboral.

La norma contemplaba que, por el término de 90 días, la presunción de que el virus podía haber sido contraído en el lugar de trabajo y por ello el trabajador recibía cobertura de la aseguradora. Esto implicaba, como en cualquier otra patología nomenclada, el seguimiento, el alta y el pago de los jornales a partir del día 11 de la enfermedad. Ahora todo esto cae sobre las espaldas del empleador.

Los tres meses de vigencia de la resolución vencieron el 31 de diciembre y hoy las ART solo están obligadas a asumir esta presunción para el personal de salud de las Fuerzas de Seguridad. Si un empleado de otro sector quisiera reclamar algún tipo de indemnización o sus familiares, en caso de fallecimiento, están obligados a demostrar fehacientemente que se contagiaron mientras trabajaban.

“Nos preguntamos para qué pagamos el seguro, entonces”, reclama Fernández. “Las alícuotas llegan al 22% sobre la masa salarial, son las más altas del mundo. Las ART deben hacerse cargo de la atención a los trabajadores, como servicio a las pymes que todos los meses cumplimos con la obligación de pagar la cobertura”, apunta Rosato.

Desde las aseguradoras se atienen a la letra de la ley. “La cobertura de los casos Covid-19 como enfermedad profesional no listada del DNU 39/21 continúa a cargo del sistema de riesgos del trabajo para aquellos casos de trabajadores de la salud y de miembros de fuerzas de seguridad federales y provinciales que cumplan servicio efectivo. Respecto del resto de los trabajadores incluidos en el ámbito de aplicación personal de la Ley N° 24.557 sobre Riesgos del Trabajo, la cobertura extraordinaria prevista por dicho DNU finalizó el 31 de diciembre de 2021, sin perjuicio de quedar abierta la posibilidad del reconocimiento del Covid-19 como enfermedad profesional no listada a través del trámite administrativo previsto por el DNU 1278/00 en cada caso particular en que el trabajador acredite la relación causal directa e inmediata de la patología con su actividad laboral. En éstos últimos supuestos, el sistema de riesgos del trabajo continuará brindando la cobertura correspondiente”, señalaron fuentes de la Unión de Aseguradoras de Riesgos del Trabajo UART.

ACUERDO DE PARTES

En el medio, las empresas quedan en la difícil posición de recibir el aviso de sus trabajadores sin mucho margen para maniobrar. Los empresarios aseguran que la decisión de no testear a los contactos estrechos los ata de manos.

Cuando te llama un empleado y te dice soy contacto estrecho, queda en una cuestión de confianza. Uno puede pedirle el certificado de positivo del supuesto caso cero, pero es muy difícil de probar si efectivamente estuvieron juntos”, explica Gabriel Famá, presidente de la Asociación de Heladeros Artesanales. “Nadie quiere disparar una ola de contagios en su empresa ni mucho menos enfrentarse a un posible juicio laboral y, ante el llamado de “soy contacto”, termina calculando los días de licencia sin chistar.

La Ley de Trabajo es muy estricta con los empleadores”, advierte Elisabet Piacentini, presidente de la Cámara de Comerciantes y Profesionales de Villa del Parque y directora de la Secretaría de Mujeres Empresarias de Fecoba, la Federación de Comerciantes de Buenos Aires. “Si el empleado manifiesta que es un contacto asintomático se le puede pedir que trabaje desde la casa. Pero es incierto, porque puede sentirse mal a los dos días y ahí hay que redistribuir las tareas, nuevamente”, explica la dirigente. Además, aclara, no todos tienen esta posibilidad. “En los comercios y las industrias la mayoría de las tareas son presenciales”, dice.

Rosato propone hacer tests en los parques industriales para saber si los empleados están en condiciones de trabajar. “Los trabajadores industriales están capacitados para tareas muy específicas y es difícil conseguir reemplazos. El perjuicio de parar un sector es muy grande”, señala.

Y la cadena se rompe en todos sus eslabones. “El Covid no solo nos está complicando la atención en nuestros locales, sino también en la compra de insumos. Hoy estuve toda la mañana en un mayorista. Sólo tenía dos cajeros para atender. En nuestro rubro no nos podemos estoquear demasiado, porque trabajamos con un gran porcentaje de perecederos“, cuenta Famá.

Piacentini aclara que hay rubros donde el ausentismo se siente más. “La gastronomía, los negocios de ropa, las industrias, todos los que tengan empleados sub 35, porque hoy estamos viendo que el virus está contagiando mucho a los más jóvenes”, explica.

Fernández dice que la situación va a empeorar con el recambio de vacaciones. “Ya está pasando que muchos empleados avisan que se contagiaron en la Costa y no se reintegran. También hay fábricas cerradas por vacaciones que se van a encontrar con la misma situación cuando abran“.

En ese contexto el empleador está obligado a un ejercicio de costos permanente: “por un lado tiene el costo laboral del empleado que falta, por otro debe asumir el costo de su reemplazo y su capacitación o el de cobrar más tarde un pedido porque se atrasó la entrega, o en el peor de los casos perder a un cliente. Ni hablar de los tests que muchos terminan comprando para chequear si un trabajador puede reintegrarse”, plantea.

Nos tenemos que sentar los empresarios, el gobierno y los sindicatos para tratar de llegar a un acuerdo que nos permita seguir trabajando y produciendo”, reclama Rosato.

Desde el Gobierno, en tanto, avanzaron este martes con una resolución tomada en el marco del Consejo Federal de Salud (Cofesa). 

La nueva reglamentación señala que las personas que sean contacto estrecho de casos positivos de coronavirus, que estén asintomáticas y tengan su esquema completo de vacunación con el refuerzo aplicado hace menos de cuatro meses podrán ser exceptuadas del aislamiento.

Es decir, que sólo los no vacunados o quienes tengan el esquema de vacunación incompleto deberán cumplir estrictamente con el confinamiento, informó el Ministerio de Salud en su comunicado.

Fuente: cronista